Israel ofrece alto al fuego condicionado
16 de julio de 2006
Con la mediación del primer ministro italiano, Romano Prodi, el gobierno israelí presentó al Líbano una propuesta condicionada para el cese de operaciones militares israelíes en el Líbano. La petición del primer ministro israelí, Ehud Olmert consiste en dos demandas. Que las milicias de Hezbolá entreguen a los dos soldados cautivos y la retirada de sus fuerzas más allá del río Litani. Dicho río se encuentra a unos 20 kilómetros al norte de la frontera entre Líbano e Israel.
Antes de conocerse la propuesta israelí, el jefe de Hezbolá, Nassan Nasralá, amenazó con utilizar todos los medios en el enfrentamiento con Israel. El líder chiíta libanés, advirtió en un mensaje televisivo que el enemigo no tiene una línea roja, "entonces nosotros tampoco la tendremos", señaló. Nasralá predijo la derrota de Israel que inicio una ofensiva militar en el Líbano como represalia contra Hezbolá por la captura de dos soldados israelíes después de matar a otros ocho.
Bombardeos sobre Haifa
El segundo bombardeo de las milicias libanesas chiítas sobre la ciudad de Haifa dejó el domingo un saldo de ocho muertos. La ciudad de 275.000 habitantes es la tercera más grande de Israel y se encuentra a unos 60 kilómetros al sur de la frontera entre Líbano e Israel. Los cohetes impactaron en la estación de trenes. El primer ataque de la "Resistencia Islámica", el brazo armado de Hezbolá, impactó sobre una refinería en las afueras de la ciudad. Se trata de los golpes más sangrientos de la milicia en territorio israelí.
La ofensiva, de por lo menos 20 cohetes Katyusha, hirió a veinte personas, la mayoría se encontraba en la estación de trenes de Haifa. El gobierno israelí advirtió de consecuencias de largo alcance en las relaciones con el Líbano, en la frontera norte y en la región en general.
Mientras tanto las fuerzas aéreas israelíes continuaron sus despiadados ataques contra objetivos en el sur del Líbano en un desesperado intento por paralizar al grupo chiíta libanés. La ofensiva militar israelí, que entró el domingo en su quinta jornada ha matado a 112 personas en el Líbano, 108 de ellas civiles.
Beirut se prepara para lo peor
Unas 20 mil personas lograron salir del país mediterráneo durante los últimos días. Las aduanas sirias reportaron que la mayoría de los refugiados se internaron al país vía terrestre, la única ruta disponible después de que Israel aislara a Líbano por aire, mar y tierra. Numerosos gobiernos occidentales han hecho un llamado a sus nacionales a evacuar el país.
Los habitantes de Beirut se aventuraron a salir de sus casas para adquirir provisiones, ante la eventualidad de una guerra abierta, como amenaza el líder de Hezbolá, el jeque Nassan Nasralá. Los bombardeos de los últimos días evocan traumáticos recuerdos en la población libanesa, la guerra civil que concluyó hace quince años. Igual que entonces, la gente tiene que hacer colas para todo. Sobre todo en las gasolineras y en los supermercados.
Huele a guerra
Por lo demás, las calles de Beirut quedaron desiertas. La mayoría de sus habitantes ha abandonado la ciudad refugiándose en la zona montañosa al norte, o en Damasco, Siria, donde también buscan refugio miles de turistas, sobre todo provenientes de la región del Golfo, que buscan el clima templado del Líbano. Las líneas aérea saudíes intensificarán sus vuelos hacia Damasco para evacuar a miles de sus ciudadanos que han llegado o intentan llegar a Siria.
El gobierno francés fletó un ferry que llegará esta noche a las costas libanesas y partirá mañana con los primeros pasajeros que serán trasladados hasta Chipre y desde ahí serán trasladados a París a través de un puente aéreo.
La mayoría de la población local teme que la guerra vuelva a Líbano, un pequeño país de apenas 10 mil kilómetros cuadrados, que cuenta con la mayor diversidad etno-religiosa de la región. Todas las potencias tienen sus fichas en el país mediterráneo.
Europa, Estados Unidos e Israel apoyan sus intereses a través de los cristianos, Siria hace valer su voz a través de los sunitas e Irán se apoya en los chiítas. Las decisiones casi siempre pasan de largo por Beirut.