Isla de Pascua: ¿la Cataluña latinoamericana?
27 de septiembre de 2017A unos 3.800 kilómetros al oeste de Santiago de Chile se encuentra la Isla de Pascua. Sus habitantes la llaman Rapa Nui. Apenas tiene 163,6 kilómetros cuadrados de superficie (un tamaño intermedio entre las islas mediterráneas de Menorca e Ibiza) y 6.370 habitantes, pero este recóndito territorio fascina a historiadores, antropólogos y viajeros desde que el primer barco europeo atracó en sus costas el día de Pascua de 1722.
No se sabe mucho de los habitantes de Rapa Nui. De cultura polinesia, llegaron de Poniente entre los años 800 y 1400, se organizaron social y políticamente en clanes y erigieron las enigmáticas estatuas que hoy hacen mundialmente famosa a la isla. Sin embargo, lo que los europeos encontraron fue una civilización en decadencia, sin bosques y con signos de canibalismo.
El infortunio del pueblo rapanui no acabó ahí. Los colonizadores los llevaron como esclavos a las minas de Perú y menguaron dramáticamente a la población. Posteriormente, Chile se anexionó la isla a través de un acuerdo en 1888, por el que los jefes indígenas cedían la soberanía al Estado de Chile.
Los rapanui demandan a Chile
Pero recientemente se abrió un nuevo frente de batalla entre este pueblo originario y Santiago. El Consejo de Ancianos y el Parlamento Rapanui interpusieron una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El objetivo, según explicó en una entrevista con DW Ciro Colombara, uno de los abogados patrocinadores de la demanda, es que el Estado chileno "declare o reconozca la propiedad colectiva del pueblo rapanui sobre el territorio y sus recursos naturales”.
A juicio del abogado especializado en arbitraje internacional, la demanda tiene un fundamento jurídico más que sólido: la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el histórico acuerdo de 1888 "por el cual el pueblo rapanui cedió la soberanía, pero no el territorio”, los derechos de los pueblos indígenas conforme al derecho internacional y la propia jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El proceso, que se inició en enero de 2015, avanza y el pasado 25 de abril la Comisión dio al Estado chileno tres meses para exponer su posición sobre el caso. Hace solo dos días se cumplieron cinco meses y Santiago sigue guardando silencio. "Desconocemos la razón”, señala el abogado chileno, si bien añade que en su opinión "lo lógico sería que el Estado señalase que está de acuerdo” con la demanda de los rapanui. De hecho, un organismo oficial recomendó en 2003 que Chile siguiese este camino. Pero el Palacio de La Moneda hizo oídos sordos.
En cualquier caso, según confirmó a DW, la demanda quiere continuar en el cauce judicial iniciado y espera que sean los jueces quienes obliguen a Chile a reconocer la propiedad de la isla al pueblo rapanui.
Sin embargo, no se trata de un proceso que camine, al menos aparentemente, hacia el horizonte futuro de la independencia. "No queremos independizarnos de Chile, vamos a seguir siendo chilenos”, declaró hace unos días desde Hanga Roa, capital de la isla, el alcalde de la comuna de Isla de Pascua, Pedro Edmuns. "Lo que queremos es que nos devuelvan algo que es nuestro”.
Uno de los problemas es que, a día de hoy, toda la isla está declarada parque nacional. Edmuns criticó este estatus administrativo: "En el continente lo llaman ´parque´, que tiene la connotación de algo público, pero que es un concepto engañoso porque para nosotros toda la isla es un sitio sagrado, donde están enterrados nuestros ancestros”.
¿Auge del independentismo en Rapa Nui?
No es ningún secreto, sin embargo, que existen deseos de independencia en la comunidad isleña, especialmente entre los más jóvenes. La frágil situación económica de la isla y la preocupante masificación del turismo se han convertido en argumentos para quienes defienden esta opción, que sostienen que la soberanía económica les permitirá recaudar fondos para invertir en el desarrollo económico y social de Rapa Nui.
Ya en 2013, importantes figuras políticas rapanui amenazaron con ir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el principal órgano judicial de Naciones Unidas. "Le vamos a dar (a Chile) una oportunidad de enmendar las cosas y, de ahí, si no pasa nada, vamos a ir a las Naciones Unidas por la descolonización de la isla”, afirmó entonces a la prensa local el conocido abogado Mata-Uiroa Atan.
La pregunta es qué tan fuerte son estos sentimientos secesionistas y, de ganar los rapanui el caso ante la CIDH, si esto podría alentar políticamente al movimiento independentista.
¿Puede entonces la demanda de los rapanui conducir en última instancia a la independencia? La respuesta de Colombara es tajante: "En ningún caso, no es lo que se discute”. La batalla judicial es otra. Y, de momento, el problema de Rapa Nui tiene aparentemente más que ver con los derechos de los indígenas sobre la tierra, internacionalmente reconocidos aunque no siempre respetados, que con los movimientos nacionalistas que reclaman la independencia en otras partes del mundo.