Irán y su estrategia para atizar el conflicto
19 de septiembre de 2019Este miércoles (18.9.2019), el Gobierno de Arabia Saudita emitió un comunicado en el que señala a Irán como autor del ataque contra su principal yacimiento petrolero. Según Riad, no cabe duda al respecto: investigaciones habrían determinado que los cohetes utilizados no provinieron de Yemen, en el suroeste, sino desde el norte. Estados Unidos, aliado de Arabia Saudita, ya había acusado a Irán de orquestar la agresión días antes. Sin embargo, ni los estadounidenses ni los árabes han mostrado las pruebas definitivas de esa imputación. Y los rebeldes hutíes del Yemen, aliados de los persas, continúan alegando que fueron ellos quienes llevaron a cabo el ataque y redujeron a la mitad la producción petrolera de Arabia Saudita.
En un documento oficial dirigido al Gobierno estadounidense, el Ministerio de Exteriores de Irán niega su participación en el atentado. “Irán no tiene nada que ver con los ataques”, reza un segmento de la carta, que llegó a Washington con la embajada helvética en Teherán como intermediaria; Suiza representa los intereses diplomáticos de Estados Unidos en Irán. “Si se llegara a tomar una medida militar contra Irán, nosotros responderemos con prontitud y las dimensiones de nuestra respuesta no tendrían límites”, continúa el texto. Para la periodista Farzaneh Roostaei, experta en cuestiones militares y conocedora de la región en torno al golfo Pérsico, ese mensaje deja entrever la estrategia de Irán para responder a las presiones de sus enemigos.
Enfrentamiento asimétrico
“Si Irán es atacada militarmente, el Cercano y Medio Oriente será arrastrado hacia una guerra de gran alcance. Teherán quiere elevar el costo de su conflicto con Estados Unidos y sus aliados”, sostiene. Roostaei cree que Irán estuvo involucrada en el planeamiento del ataque. “No cuesta imaginar que, con ayuda de los hutíes o de otras milicias chiitas, Irán quiera imponerle límites a Estados Unidos”, agrega la especialista. En mayo de 2018, el Gobierno de Donald Trump retiró el respaldo de Estados Unidos al acuerdo firmado con Irán por Alemania y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para limitar las actividades nucleares iraníes.
Desde entonces, Trump ha pretendido forzar a Irán a renegociar ese pacto imponiéndole sanciones. Washington quiere imponer condiciones alusivas al rol de Teherán en la política del Cercano y Medio Oriente, y restricciones adicionales a los programas misilísticos iraníes. Arabia Saudita apoya esta moción porque compite desde hace mucho tiempo con Irán por el predominio en la región. La rivalidad es intensa, pero también es desigual: mientras la resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, emitida en 2015, le prohíbe a Irán importar armas, Arabia Saudita es uno de los países que más armamento compra.
“Arabia Saudita es el más importante comprador de armas estadounidenses. Diez por ciento de todas las exportaciones de armamento estadounidense van a dar a Arabia Saudita”, comenta Michael Lüders, experto en asuntos del Cercano y Medio Oriente. “No obstante, bastó que alguien pusiera a volar un par de drones poco sofisticados para paralizar sectores críticos de la industria petrolera. Eso golpeó duramente la imagen de Arabia Saudita”, acota. Y Washington está consciente de eso: su reacción fue “reforzar significativamente” las sanciones que ya pesan sobre los iraníes, sabiendo que ellas atizan las protestas de la población.
La reacción de Teherán
Casi a diario se registran tumultos en las calles iraníes que luego son dispersadas brutalmente por las fuerzas de seguridad. El pasado lunes (16.9.2019), cientos de trabajadores de la empresa Heavy Equipment Production Company (HEPCO) manifestaron su descontento porque no han recibido sus salarios desde el mes de junio: el más grande fabricante de maquinaria de la región está al borde de la quiebra. La presión externa y sus efectos tangibles sobre la política interior iraní ponen a Teherán al borde de la impaciencia, señala Ellie Geranmayeh, experta en asuntos iraníes del think tank Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores (ECFR).
Geranmayeh explica que Irán tenía la esperanza de que los europeos y los chinos prepararían una suerte de paquete económico de rescate debido al interés de Bruselas y Pekín en que el tratado nuclear suscrito con Teherán subsistiera. Eso les habría permitido a los iraníes soportar las sanciones de Trump hasta las elecciones presidenciales estadounidenses, que tendrán lugar en 2020 y que podrían ser ganadas por los demócratas. Pero la falta de ingresos por concepto de exportación petrolera y el deterioro de la situación económica nacional habrían hecho fracasar este plan de todas maneras.
De ahí que Irán esté reaccionando como lo hace: infringiendo poco a poco los compromisos adquiridos en 2015 con Alemania y los integrantes permanentes del Consejo de Seguridad. Geranmayeh presume que ahora Irán está apostando a incrementar la presión a escala regional. Aunque no está del todo claro hasta qué punto Irán está detrás de los ataques recientes contra objetivos críticos en territorio árabe, sus capacidades militares y su facultad para responder en el marco de una guerra asimétrica se han vuelto tan evidentes como la vulnerabilidad del sistema mundial de abastecimiento energético. Eso pone a Irán donde quiere estar, en la mira del mundo, al menos hasta que Estados Unidos levante el embargo petrolero que paraliza a ese país.
(erc/jov)
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