Irán no renuncia a su programa atómico
21 de septiembre de 2004
“Hemos tomado una decisión: sí a la tecnología nuclear, no a las armas atómicas”. Con estas palabras, el presidente de Irán, Mohamed Jatamí, lo dejó todo claro. Teherán adopta un curso de confrontación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que el fin de semana recién pasado lo conminó a poner fin a las actividades tendientes a enriquecer uranio. Uranio que puede ser utilizado para armas nucleares, tanto como para plantas generadoras de energía. Este último es el objetivo declarado de Irán, que asegura no pretender fabricar bombas atómicas.
Revés para Europa
Jatamí afirma que las armas nucleares “va contra nuestra religión y nuestra cultura”. El problema es que pocos le creen en Occidente y, menos que nadie, la administración Bush. Para los países europeos, la actitud de Teherán supone de entrada un serio revés político. Fueron precisamente Francia, Alemania y Gran Bretaña los que velaron en Viena por evitar que la resolución de la AIEA tuviera el carácter de un abierto ultimátum y procuraron dar a Irán más tiempo que el que deseaba Washington para cumplir las exigencias.
Las declaraciones del presidente iraní, sin embargo, restan ahora importancia a ese plazo. Porque sus palabras desvanecen las esperanzas de que Irán vaya a recapacitar hasta fines de noviembre. Los europeos, evidentemente, no lograron el éxito esperado con sus gestiones diplomáticas y difícilmente tengan más ases políticos que sacarse de la manga para inducir un cambio de opinión, aunque de seguro habrá quienes aboguen por seguir intentándolo. Porque la perspectiva de que la pugna pase a ser dirimida en el Consejo de Seguridad de la ONU no es precisamente tranquilizadora.
Primeros pasos
Si Irán llega efectivamente a dar por terminada su cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica, echará agua en los molinos de aquellos que en Washington siempre han querido aplicar mano dura contra ese estado teocrático islámico. El catálogo de sanciones puede ser amplio y no excluye siquiera la posibilidad de una operación militar. El caso de Irak ya ha demostrado que al actual gobierno estadounidense le bastan las sospechas para aplicar su nueva doctrina de la “guerra preventiva”.
Peor aún se ve el panorama, teniendo en cuenta que lo dicho por Jatamí no es pura retórica. De hecho, el jefe de la organización iraní de energía atómica, Gholamresa Aghasadeh, anunció este mismo día que ya se había comenzado a procesar parte de un total de 37 toneladas de uranio, para producir hexafloruro de este elemento, un gas a partir del cual se puede obtener uranio enriquecido. Así están las cosas. Y no cabe esperar un giro hacia una distensión.