Irán: La política de Trump fortalece a los halcones
16 de agosto de 2017La política está llena de paradojas. Eso se ve sobre todo en el Medio Oriente. El presidente iraní, Hasan Rohaní, acaba de poner en tela de juicio el mayor éxito de su gobierno en política exterior. Cabe partir de la base de que ciertamente no es el deseo de Rohaní rescindir el acuerdo sobre el programa nuclear iraní alcanzado en 2015. Su amenaza de hacerlo, si aumentan las sanciones estadounidenses, puede ser interpretada también como un llamado de auxilio, para que no se llegue a ese punto.
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El acuerdo sobre el programa nuclear iraní tiene muchos enemigos: en Washington, en Tel Aviv, en Riad y también en Teherán. Y sus detractores iraníes se movilizan, paradójicamente tanto más desde que Rohaní ganó las elecciones de mayo con amplia ventaja. El sector conservador, encabezado por el líder religioso Ali Jamenei, hace desde entonces todo lo posible por reducir el margen de maniobra del presidente y torpedear la apertura hacia Occidente deseada por él y por la mayoría de la población.
En su primer período de gobierno, Rohaní invirtió mucho capital político en el acercamiento a Occidente y el acuerdo nuclear. Ahora lo perjudica que se prive a Irán de los dividendos del entendimiento logrado en cuanto al programa atómico. El responsable es el gobierno de Washington, que apuesta por la confrontación con Teherán, aprueba nuevas sanciones, busca abiertamente sabotear el acuerdo y habla de un cambio de régimen en Irán.
Repercusión en empresas europeas
La política estadounidense de sanciones también conduce a que empresas europeas no hagan negocios en Irán por temor a sufrir represalias de Washington. Eso ocurre sobre todo con bancos e institutos financieros, sin cuya contribución tampoco puede cobrar impulso el comercio. En definitiva, las empresas europeas no están sometidas a regulaciones de Bruselas, sino de Washington. Y la integración de Irán a la economía mundial no avanza.
La agresiva retórica de Washington fortalece a los halcones de Teherán. Rohaní debe tenerlo en cuenta. El pasado domingo, el parlamento incrementó el presupuesto para el programa de misiles y para la Guardia Revolucionaria. Y, naturalmente, también los gobernantes iraníes observan lo que ocurre en Corea del Norte. Kim Jong-un apuesta por la disuasión atómica para asegurar la supervivencia de su régimen dinástico y hasta ahora ha tenido éxito. Es posible que también en Teherán haya quienes desearían volver a disponer de la opción nuclear.
Un mundo más seguro
Una cosa es clara: el acuerdo sobre el programa atómico funciona. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha confirmado en seis informes que Irán se atiene a lo convenido. Hoy Teherán se encuentra mucho más lejos de tener armas nucleares que hace tres años. El mundo se ha vuelto más seguro. Y eso es mucho. Sin embargo, no cabe esperar del acuerdo en cuestión resultados en asuntos para los que no fue concebido, como un cambio en la política iraní en otras áreas conflictivas. Por ejemplo, en Siria, Irak o el Líbano.
Tanto más importante resulta pues que los europeos sigan apoyando el acuerdo nuclear y respaldando en general a las fuerzas iraníes moderadas, como cuando la encargada de la política exterior de la UE, Federica Mogherini, viajó especialmente a Teherán para la investidura del reelecto presidente Rohaní.
Autor: Matthias von Hein (ERS/VT)