Irlanda y el referéndum del Tratado de Lisboa
16 de diciembre de 2007Después de que los jefes de Estado y de gobierno de los 27 países de la Unión Europea (UE) firmaron esta semana el nuevo Tratado, que lleva el nombre de la capital portuguesa, la mirada está puesta en Irlanda. Es el único país que dejará que su población decida si acepta el tratado mediante un referéndum a celebrarse el año próximo.
Los irlandeses son los únicos que puedan llegar a hacer trastabillar el Tratado de Lisboa, resultado de años de tediosas negociaciones. Para evitar semejante vergüenza, el gobierno irlandés busca ayuda de alto rango.
Pide apoyo a Alemania y Francia
El jefe de gobierno irlandés, Bertie Ahern, informó que ha invitado ala canciller de Alemania, Angela Merkel, y al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, para que le apoyen en su campaña pro Lisboa.
Si bien los irlandeses tienen fama de ser europeos ejemplares, está surgiendo cierta oposición. Por ejemplo, Declan Ganley, el presidente del movimiento Libertas, al hablar del Tratado lo califica llanamente de “basura”. Ha lanzado la camapaña “No to Lisbon”.
“Si Sarkozy y Merkel quieren convencer a los irlandeses, que se presenten en un debate público”, exige Ganley.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ya había exhortado a los irlandeses a apoyar al tratado. “Espero que Irlanda muestre su compromiso con Europa”, afirmó el funcionario.
Pero las encuestas demuestran que el 62 por ciento de la población aún está indecisa en relación con el Tratado de Lisboa.
Este documento sustituye la Constitución que fracasó en 2005, tras el rechazo de franceses y holandeses en sendos plebiscitos. Si los irlandeses llegan a votar por el “no”, esto representaría un retroceso para todo el conglomerado.
El tigre celta muestra las garras
El jefe de gobierno irlandés tiene sus temores pues ya ha tenido malas experiencias en el pasado. Irlanda vivió un gran crecimiento económico gracias a la UE y pasó de ser uno de los países más pobres del continente a ser el llamado “tigre celta”. Pero el 2001 los irlandeses rechazaron los tratados de Niza y le dieron una estrepitoso golpe al gobierno. Se sostuvo entonces que el rechazo no era causado por escepticismo hacia la UE, sino por la falta de información transmitida a la población. Un año después y tras una esmerada campaña, la votación se repitió y los irlandeses dieron el “sí”.
Lisboa no debe transformarse en una nueva Niza. “Tenemos que estar seguros de que la gente entienda claramente la pregunta y por qué tienen que ir a votar”, explica Ahern, que aún no dio a conocer la fecha en que tendrá lugar el referéndum, que se realizará en la primera mitad de 2008.
A nivel político Ahern puede esperar apoyo. Todos los partidos gobernantes y los partidos más importantes de la oposición respaldan el Tratado de Lisboa. El Sinn Fein republicano es el único partido que se opone.
Por este motivo, en Bruselas no hay gran temor por la decisión de los irlandeses. Se estima que Irlanda se benefició tanto de la membresía en la UE que sus habitantes no pueden rechazar el nuevo tratado, como sucedería probablemente si hubiera plebiscitos en países como Francia, Holanda, Gran Bretaña y Dinamarca.