Irak vota en medio de la violencia
30 de enero de 2005A medida que avanzaba la jornada electoral en Irak comenzaba a imponerse una especie de alivio: la ola de terror anunciada por los grupos extremistas no alcanzó las dimensiones temidas. No obstante, el saldo sería trágico prácticamente en cualquier otro lugar del mundo. La cifra de al menos 40 muertos en atentados contra locales de votación, registrada por las agencias de noticias, no es algo que por lo visto estremezca tratándose de Irak, donde la violencia con víctimas fatales se ha convertido en pan de cada día.
Así, en el ámbito político se destaca la buena noticia de que el terrorismo no logró abortar los comicios. Más aún: la comisión electoral se mostró feliz con la participación ciudadana, que superó sus previsiones y se habría cifrado en más de un 60%. Aunque ni los más optimistas en Washington creen ya que la situación pueda cambiar pronto sustancialmente en Irak en lo que a la seguridad se refiere y sería necesario hilar más fino a la hora de analizar si se puede hablar de elecciones realmente democráticas en estas circunstancias, eso bastará para que la comunidad internacional se dé por satisfecha. Al fin y al cabo, todos apostaron a esta carta.
Las expectativas de la Unión Europea
La Unión Europea contribuyó con 32 millones de euros al desarrollo de esta jornada electoral, si bien el Parlamento Europeo desistió de enviar observadores debido al peligro de atentados y secuestros. Ahora la mirada se dirige hacia el futuro. En lo inmediato, se pretende normalizar las relaciones con Irak lo antes posible, apenas haya autoridades medianamente legitimadas en Bagdad.
En el terreno económico, la UE se propone restablecer los buenos lazos comerciales mantenidos con los iraquíes antes de la invasión de Kuwait y la guerra que la siguió en 1991. Y, en lo político, se espera dar definitivamente por superadas las diferencias entre los países europeos en torno a la intervención militar contra Saddam Hussein y cicatrizar las heridas que dejó el episodio en las relaciones transatlánticas. A ello contribuirá el hecho de que Estados Unidos aceptara conferir a la ONU un papel clave en la reconstrucción de Irak y el que también los europeos cooperen en el financiamiento de las tropas que han de proteger a los representantes de ese organismo internacional.