"Intervención puramente punitiva en Siria sería arma de doble filo"
30 de agosto de 2013DW: El presidente Obama dijo: "Tenemos que pedir cuentas a los países que incumplan las normas internacionales sobre el uso armas químicas y que puedan suponer una amenaza para nosotros”. Se trataría de un ataque preciso, que sería algo así como una última advertencia para evitar el uso de armas químicas. ¿Tiene sentido esta actitud?
Egon Ramms: Me parecería difícil imaginar una intervención militar en Siria solo como castigo por una conducta errónea, sin ayudar a los rebeldes. A mi parecer sería un arma de doble filo.
¿Qué ocurriría si se produjese una intervención en Siria? ¿Sería el comienzo del fin del régimen de Bashar al-Assad?
Yo no lo veo así. Por ejemplo, incluso si la fuerza aérea siria, aeropuertos y similares, fueran atacados, sus actuaciones quedarían limitadas sólo por un breve espacio de tiempo. Quizás no estaría al 100%. Pero en seguida volvería a poder atacar como antes.
En cuanto a las armas químicas, déjeme que le diga algo: sin conocer las interioridades de la ONU o de los servicios secretos, para mí no existe ahora mismo una prueba convincente de que el régimen de Assad haya utilizado este tipo de armas. Para mí esa pregunta todavía está abierta. Espero que los inspectores de la ONU aporten respuestas más claras a su regreso.
¿Pero ha habido ataques con armas químicas?
Según lo que he visto en los medios, los numerosos muertos y heridos demuestran se han utilizado armas químicas.
Se habla de que falta una estrategia común de los países occidentales para Siria después de Assad. ¿Hay paralelismos con intervenciones militares recientes?
Tuvimos una situación parecida en Libia. La conquista del espacio aéreo libio, la prohibición de volar para las fuerzas libias, el apoyo a los rebeldes libios… todo eso ha ocurrido. Pero la asistencia económica, civil y financiera que tenía que haber llegado después, no llegó en la medida necesaria.
Incluso aunque hubiésemos tenido tiempo, como por ejemplo en Afganistán, la seguridad y la reconstrucción civil van cada una por su lado. La recuperación del país, la sensación de recuperación del pueblo es muy lenta. De ahí resulta la impaciencia de los afganos. Eso quiere decir que todo tiene que ocurrir al ritmo adecuado. Por la parte militar, es bastante fácil. Los soldados reciben una orden política y la ejecutan. El resto ha de ser coordinado con ONGs y organizaciones internacionales, algo que yo considero más importante y que viene después.
¿Significa eso que la fuerza militar puede crear un espacio de tiempo para que la política pueda actuar?
Esa es la misión del ejército. Actuamos por órdenes políticas. Actuamos con la aprobación política y por encargo de la esfera política. No lo hacemos para ganar militarmente y tampoco para matar gente. Queremos abrir un espacio para que a través de la correspondiente ayuda financiera para el desarrollo, la economía y la agricultura pueda sentarse una base para garantizar las condiciones de vida para el pueblo y con ello un proceso de paz más largo.
¿Coincide esta premisa con las intervenciones que se discuten ahora para Siria?
Exactamente ese es el punto. Ahora y aquí se trata de una acción de castigo por haber sobrepasado la línea roja. Aunque también considero que eso no debería quedar impune, optar por una pura intervención militar no es para mi la idea ideal de una operación que persigue un objetivo determinado.
Egon Ramms sirvió hasta su jubilación en 2010 en el Allied Joint Force Command de la ONU en Holanda. El ejército alemán lo retiró con el rango de general.
La entrevista la realizó Alexander Drechsel.