¿Inicio de una nueva era energética?
1 de junio de 2004Desde hoy y durante cuatro días se reúnen en Bonn más de 3.000 representantes de 154 países. Respondiendo a una invitación formulada por el canciller alemán, Gerhard Schröder, durante la cumbre de Johannesburgo en el 2002, representantes de gobierno, activistas del medioambiente, empresarios y organizaciones financieras discutirán sobre un mayor aprovechamiento de la energía eólica y solar y sobre el calentamiento global. A partir del jueves participarán del encuentro también 135 ministros.
Anfitriones optimistas
La ministra alemana de Cooperación y Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, exigió durante la inauguración de la conferencia en Bonn que “la comunidad internacional dé un fuerte impulso a las energías renovables”. El ministro de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, dijo que la conferencia en sí es todo un éxito y demuestra que “la energía renovable ya no es una tecnología exclusiva para unos pocos”.
Luego del fracaso de la Cumbre Mundial de Johannesburgo, en septiembre del 2002, en la cual la comunidad internacional no logró fijar metas obligatorias, se decidió apostar a la libre voluntad. Luego de Johannesburgo, muchos de los países dispuestos a un acuerdo de este tipo se agruparon en una coalición pro energías renovables. A dicho grupo pertenencen hoy 87 Estados, entre ellos la UE, Nueva Zelanda, gran parte de Sudamérica, así como los Estados insulares de Oceanía. EE.UU., Rusia, China, Africa del Norte y los Estados de la OPEC, aunque no integran la coalición, enviaron observadores a Bonn.
Grandes metas
Dos mil millones de personas, es decir una tercera parte de la población mundial, no tienen acceso a energías modernas, explicó la ministra Wieczorek-Zeul. Una de las metas de “renewables 2004” es, precisamente, revertir esta situación. Se quiere lograr que hasta el 2015 mil millones de personas puedan ser abastecidas con corriente y calor por medio de energías renovables. Según Wieczorek-Zeul, estas formas modernas de energía, además de contrarrestar los cambios climáticos, rompen la dependencia del petróleo y no están restringidas a una sola región en el mundo. Por el petróleo ya ha habido guerras, pero “nunca habrá guerras por el acceso al sol”, dijo la política socialdemócrata.
La “Declaración de Bonn”
El gobierno federal espera presentar, al final de la conferencia, la “Declaración de Bonn”, que contendrá metas políticas y una visión común. Pero, aún así, será más bien de tono general, ya que deberá ser aprobada por consenso. Un programa de acción internacional definirá pasos más concretos, así como compromisos y obligaciones para los distintos países y regiones.
Mientras los ministros Wieczorek-Zeul y Trittin se muestran esperanzados, las organizaciones del medio ambiente observan el encuentro con cierto escepticismo. El director del foro Medio Ambiente y Desarrollo, Jürgen Maier, criticó la intención del gobierno de lograr un “consenso difuso” en la declaración final, de modo de poder incluir también a EE.UU. en el documento. Christoph Bals, experto en clima de la organización Germanwatch, dijo que el éxito de la conferencia depende de que se cree una estructura que garantice un control regular de las metas y medidas aprobadas. “Lo que necesitamos es un proceso que funcione y no una cumbre única. Ya tuvimos suficientes cumbres en el pasado”, concluyó Bals.