Europa consume cocaína más pura, Latinoamérica produce más
22 de septiembre de 2020En 2019, los europeos consumieron más cannabis y más cocaína. Las cifras que se muestran en el Informe Europeo sobre Drogas de 2020 hablan de un mercado con elevada disponibilidad de las sustancias ilícitas mencionadas. También de éxtasis (MDMA), anfetaminas y opioides. ¿Implica esto que la producción en regiones de origen, como América Latina, ha aumentado también? "Sí, hay un aumento general de la producción, sea en América Latina, en Asia, o sobre el mismo territorio europeo”, responde a DW Alexis Goosdeel, director del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT).
Esta agencia de la Unión Europea (UE) nació hace 25 años para recabar evidencias y generar datos comparables sobre drogas, su uso y sus consecuencias. Los datos que genera el OEDT nutren el debate y las políticas europeas, a la vez que las de sus socios, en este caso los países de América Latina, en donde se encuentran los países de mayor producción de cocaína.
Según el informe 2020, presentado (22.09.2020) en Lisboa, esta droga, la segunda ilícita más usada en los países de la UE, acapara el 31% del mercado. El cannabis, el 39%. Pero eso ya no es como antes: "En los últimos cuatro o cinco años, los procedimientos han evolucionado mucho. Si antes Europa consumía la droga producida en otras regiones, ahora se detecta que existen también laboratorios en terreno europeo que, a partir de la base de la coca, procesan la cocaína”, explica Goodeel, destacando que es un fenómeno emergente.
Crimen organizado con representantes en Sudamérica
Por otro lado, sigue el director del OEDT, "las rutas de los flujos de la cocaína entre América Latina y la UE han cambiado muchísimo, y la que pasa por Brasil, por ejemplo, desempeña ahora un papel mucho más importante”.
En un informe anterior -EU Drug Market, presentado en noviembre de 2019- se ve que la ruta que sale de Brasil pasa primero por la costa oeste africana antes de llegar a la UE. Rotterdam, Amberes, Hamburgo, Bremerhaven y Valencia son, así el informe, los puertos europeos de entrada de la cocaína latinoamericana, también en tránsito hacia Australia, Nueva Zelanda, Rusia y Turquía.
"Gracias a la cooperación con Europol hemos detectado que hay grupos del crimen organizado de países de los Balcanes que tienen sus propios representantes en Sudamérica para negociar la compra directa de la cocaína”, sigue Goosdeel.
Una nueva característica de los nuevos grupos de crimen organizado es su menor especialización. "Tienen cadenas logísticas que permiten el envío, por ejemplo, de ropa. Eso se usa para la introducción de la droga, y en su camino de vuelta para otros productos, como armas”, agrega.
Otro de los puntos de mayor relieve del actual informe: de los cargamentos incautados se sabe que la pureza de la cocaína llega a alcanzar actualmente un 85%.
Cooperación para reducir demanda de drogas
Controlar el fenómeno es muy difícil. Por un lado, por el constante cambio y evolución de las organizaciones del crimen organizado, que, gracias a la globalización, manejan mejor los mercados locales. Por otro lado, porque el tráfico, ahora mayormente marítimo, es casi inabarcable. "En un puerto como Rotterdam hay un tránsito de 35.000 contenedores al día. Con todo, en el puerto de Amberes se incautaron 50 toneladas de cocaína y otras 50 que iban en camino hacia allí”, señala Goosdeel.
Así, tras un cuarto de siglo de trabajo, a pesar del ascenso en la producción, en la criminalidad, en el consumo de la cocaína y en el aumento de personas que reciben tratamiento por primera vez, el director del OEDT no ve motivo para hablar de fracaso en la política antidroga.
Según el especialista, gracias a la cooperación con los socios latinoamericanos -entre ellos Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Ecuador y Costa Rica- se ha avanzado en la creación de observatorios, en el intercambio de información, y en programas orientados a reducir la demanda de las drogas ilícitas.
"Y no es que sean ilícitas porque así se ha decidido, sino porque representan grandes peligros para la salud y para nuestras sociedades”, afirma Goodeel, subrayando que con los socios latinoamericanos del COPOLAD (Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en Políticas sobre Drogas), se seguirá trabajando también en la sustitución de cultivos ilícitos.
(cp)