Indignados no se rinden
4 de agosto de 2011No son tantos los que están saliendo a la calle como las decenas de miles que se manifestaron a diario durante la última semana de la campaña para las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo. Pero desde el martes, en Madrid traen de cabeza a la policía y a las autoridades.
"Esto es lo que pasa por echarnos de la plaza", coreaban este jueves en el centro de la capital española, donde desde hace dos días tratan sin éxito de "recuperar" la Puerta del Sol con protestas nocturnas que se extienden hasta la madrugada. Hoy lo intentaron también al mediodía, ante la atónita mirada de los turistas y el temor de los comerciantes de la zona a que se produjeran disturbios. La mayoría optó por cerrar durante unas horas.
Cambio de estrategia
"La lucha sigue cueste lo que cueste", gritaban los indignados bajo un fuerte sol de verano. Tras dos meses y medio de tolerancia, el Ministerio del Interior ha cambiado de estrategia, coincidiendo con la salida del candidato del Partido Socialista (PSOE) a las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su sustitución en el cargo por parte de Antonio Camacho.
Después de desalojar el epicentro y símbolo del movimiento, la policía mantiene blindada la Puerta del Sol, que cierra a cal y canto, también a turistas y residentes, cuando se acercan los indignados. Ellos aseguran que el desalojo y la firme decisión de las autoridades de no permitir que vuelvan se debe a la visita del Papa Benedicto XVI, que llega a Madrid el 18 de agosto para quedarse cuatro días con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que acoge la capital española.
Puerta del Sol, blindada
Las fuerzas de seguridad no han llegado a cargar. Aunque la tensión se ha elevado en ocasiones, los incidentes han sido mínimos. Pero las autoridades persisten en mantener blindada la Puerta del Sol para evitar una nueva acampada. Por primera vez desde la irrupción del movimiento, han ordenado en determinados momentos el cierre de la estación de metro y de la de trenes de Sol, para evitar que por ahí se "cuelen" a la plaza los indignados.
"Si no nos dejan tomar la plaza, tomemos la ciudad entera", coreaban hoy algunos. Y es que, lejos de desistir, la estrategia por la que optan cuando se acercan al kilómetro cero y no logran entrar es la de marchar por calles cercanas, como la famosa Gran Vía, cortando el tráfico en uno de los lugares de la capital española por el que más vehículos pasan. Las inmediaciones del Congreso de los Diputados, también fuertemente protegido por la policía, son asimismo paradas obligadas. Y allí elevan la voz para repetir contra los políticos, ya de vacaciones estivales, la consigna que hace más de dos meses y medio hicieron famosa: "¡Que no, que no, que no nos representan!" (dpa)
Editora: Emilia Rojas