¿El gambling acabará con todos?
7 de agosto de 2011Esta semana se hicieron públicas dos medidas que estaban destinadas a hacerles un guiño de seguridad a los inversionistas… ¿Y? El tiro se fue para atrás. Una posible ampliación del fondo de rescate europeo y el aumento del techo de la deuda estadounidense son noticias que han tenido un efecto nefasto. ¿Por qué? En entrevista a la emisora alemana Deutschlanfunk, Michael Krämer, especialista en psicología económica, explica por qué la dificultad para lograr el acuerdo en Washington y las contradicciones entre los líderes europeos en Europa han movido el tapete a los inversionistas.
Miles de millones en segundos
“La gente que está sentada en esas cabinas de control”, explica el especialista, “maneja sumas inimaginables para nosotros los seres que nos movemos en niveles normales. Por eso no entendemos lo que unas medidas como las anteriores pueden generar cuando se trabaja con sumas superiores a los miles de millones. Además, en esos medios sólo cuenta el éxito inmediato; no es decisivo el efecto que una decisión concreta pueda llegar a tener en seis meses o un año. En cuestión de segundos puede haber cambios en los cursos y hay que reaccionar”. La idea de base sería: en este momento tengo ganancias, luego no sé, así que vendo.
Gambling, especulación, juego bursátil
Así, los inversionistas abandonaban el viernes las bolsas internacionales, porque ese día su ganancia estaba asegurada. El espíritu del gambling, del juego especulativo, entra en acción. “Esto es algo que se contradice absolutamente con la razón, según la cual uno debe manejar el dinero con responsabilidad”, explica Krämer.
El término responsabilidad es clave. Pero no para las bolsas, sino para las economías nacionales que buscan, en el mejor de los casos, efectos macroeconómicos a largo plazo. Por otro lado, hay que decir que éstos sí han incidido en el comportamiento de la inversión: “de lo contrario, no habríamos tenido crecimiento económico y bienestar”, puntualiza el catedrático de la Escuela Superior de Münster. No obstante, “los criterios según los cuales se actúa son individuales y no están orientados al bien común”, añade.
¿Hasta la siguiente crisis?
Entonces, ¿hay algo que pueda aportar a que los inversionistas piensen un poco en la comunidad? “En tiempos de crisis se aprecia mucho a los que preconizan la ética y los valores. Se habla de acciones responsables basadas en valores vinculantes. Y si por un tiempo suena bien, tan pronto pasa la crisis, las tendencias egoístas, que influyen mucho en nuestro comportamiento, reaparecen….”.
Así, a la quiebra de Lehman Brothers, siguió la crisis del euro ocasionada por una mejoría en la coyuntura. Ahora la de Estados Unidos y los mercados financieros. ¿Es esto normal? “Esto demuestra que los instrumentos empleados no son apropiados para conseguir un cambio; también que hacen falta expertos convincentes”, dice Krämer confesando: “Sí, ha habido tiempos en los que se podía dormir mejor”.
Autora: Ute Welty/Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl