"Impeachment" contra Trump: un Mueller 2.0
26 de septiembre de 2019Nunca fue tan clara como hasta ahora: Nancy Pelosi acusa al presidente Trump de haber violado la Constitución de los Estados Unidos. Y, esta vez, la presidenta de la Cámara de Representantes está segura, aunque ha advertido durante meses que hacen falta pruebas sólidas para iniciar un proceso de destitución. Lo que viene a continuación es un Mueller 2.0 (Robert Mueller fue el fiscal especial que investigó las sospechas de connivencia entre Moscú y el equipo de Trump durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2016). Es decir, una tediosa batalla sobre la interpretación legal de una llamada telefónica con una explosiva carga política.
Gran riesgo para los demócratas
Pero Mueller 2.0 podría suponer también una segunda oportunidad para los demócratas. En esta ocasión, la acusación de abuso de poder no es tan fácil de refutar y de descalificar con la excusa habitual de la "caza de brujas”. El propio Trump ha admitido delante de reporteros haber buscado material incriminatorio contra el hijo de su contrincante, Joe Biden. Y la transcripción de la llamada telefónica es muy clara: Trump pidió a un jefe de gobierno extranjero que investigara contra su oponente político. Eso es abuso de poder.
Pero Trump insiste impertérrito en su visión de las cosas. Dice que no hubo nada malo en su conversación telefónica con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Trump sabe que hasta ahora han rebotado todas las acusaciones que le han hecho los demócratas y el fiscal especial Robert Mueller. Los demócratas creen que eso podría cambiar ahora.
Está claro que para ellos el riesgo es grande. Al igual que ya hiciera tras la publicación del informe de Robert Mueller, Trump trata de descalificar las investigaciones conducentes a su proceso de destitución como un intento desesperado de destronarlo. Y en Twitter da su victoria por segura: un proceso de destitución no haría más asegurar su reelección.
Malos resultados en las encuestas
Pero la transcripción de su llamada telefónica con el presidente ucraniano deja claro que Trump ha ido demasiado lejos en esta ocasión. Y las investigaciones no se concentrarán solo en eso, sino que también tratarán de volver a traer a la luz pública las acusaciones del informe Mueller, concretamente la de obstrucción a la Justicia.
En el momento actual, la mayoría de los estadounidenses se muestra en contra de un proceso de destitución. Pero hay una cosa evidente: las encuestas muestran que Trump pierde en la comparación directa con la mayoría de los candidatos de los demócratas. En el caso de Joe Biden, que lidera la escala de preferencias de los votantes, de manera muy clara.
Gracias a la mayoría republicana en el Senado, los demócratas no tienen opciones de ganar el proceso de destitución de Trump. Al final, su derrota será clara. Pero no tiene por qué serlo del todo: el proceso no hará de Trump un presidente más querido. Sí, se trata de una guerra de desgaste que, a largo plazo, servirá a los demócratas. Porque falta un año para las próximas elecciones y Trump también sufre su propio desgaste. No solo por el informe Mueller y la conversación telefónica con Ucrania. La recesión que se cierne sobre Estados Unidos acertaría en el punto en el que Trump es más frágil y daría relevancia a un antiguo eslogan de campaña de los demócratas: "It's the economy, stupid!”
(ms/ers)
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