Héctor Abad: "Ya no me siento una víctima del conflicto"
5 de enero de 2017Deutsche Welle: La literatura colombiana actual aborda mucho los temas de violencia, asesinatos y miedos. Por otra parte, Colombia es uno de los países más hermosos del planeta. ¿Cómo se explica esto?
Héctor Abad: Nuestra imaginación se nutre de nuestras experiencias y recuerdos. A mi no me gusta escribir sobre violencia. Yo rechazo la violencia y personalmente no soy violento. Pero si esta violencia toca a tu puerta con toda su fuerza, te mancha de sangre y mata, incluso, a alguien de los tuyos, entonces sería falso y poco auténtico, no escribir acerca de la violencia.
En sus libros procesa usted también su propia historia con el conflicto armado en Colombia. Una lucha de más de 50 años entre la guerrilla, los paramilitares y el gobierno. ¿Cómo le afectó a usted directamente este conflicto interno?
Mi familia tiene una relación muy cercana con las zonas rurales de Colombia. Especialmente allí se ha llevado a cabo el conflicto. Mi cuñado, dueño de 120 vacas y productor de leche, fue secuestrado dos veces por la guerrilla. El primer secuestro fue por corto tiempo, la segunda vez pasó meses en cautiverio. Después tuvo que pagar regularmente dinero de protección para continuar con su trabajo. Una ex novia mía fue gravemente herida en un atentado con coche bomba perpetrado por el capo de la droga Pablo Escobar. Muchas personas murieron. Después del ataque, mi entonces novia tenía en la cara y en todo el cuerpo pequeñas cicatrices de los fragmentos de vidrio que volaron por la zona durante la explosión.
Y luego su padre. Un conocido profesor de medicina, que se involucraba en temas de derechos humanos y contra la violencia, que fue asesinado a tiros en 1987 por los paramilitares de derecha en plena calle.
Mi padre era un hombre muy bueno y generoso. Su muerte es para mí, sin duda, una de las pérdidas más dolorosas. Este conflicto armado no se compara tal vez con las atrocidades de las guerras europeas del siglo XX, pero la dimensión de la violencia es, sin embargo, masiva. Y mi familia ha resultado afectada por la extrema izquierda y la extrema derecha. Mi padre estuvo siempre convencido de que un tratado de paz era la mejor manera de reducir la violencia en el país. Yo mismo pasé muchos años en el exilio. Ahora he regresado y veo un serio esfuerzo para que los sueños, que tuvo mi padre hace 30 años, se hagan realidad.
Colombia es un país muy diverso. Muchos intelectuales colombianos sostienen que el país todavía no está preparado para la paz debido a su heterogeneidad. ¿Qué opina sobre esta evaluación?
Alemania logró integrar, incluso, con la antigua República Democrática Alemana (RDA) a todo un país. Así que ¿por qué nosotros no podemos hacerlo? Aquí en Colombia, en algunos lugares uno se siente como en los Estados Unidos, por otros lugares como en Asia, África o incluso en un país árabe. Tenemos valles parecidos a los de Suiza. Incluso hay aquí caballos Holsteiner. Tenemos música andina, africana y europea. Nuestro país es grande y variado. Pero creo que es un error decir que estas diferentes Colombias no podrán crecer juntas. ¿Cómo sabremos que no estamos listos para la paz si no lo probamos? El sueño de la humanidad es ese, que podamos vivir juntos a pesar de nuestras diferencias. Allí está la clave para el éxito de la historia humana.
El 2 de octubre de 2016, los colombianos votaron en contra de un acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC. Ahora hay un acuerdo mejorado. ¿Cree usted que ahora la reconciliación en el país puede tener éxito?
De la misma manera que cuando estaba a favor de la paz con los paramilitares, apuesto también ahora por el nuevo tratado de paz. Esta es la oportunidad de Colombia de dedicarse a problemas más urgentes, en lugar de seguir con una guerra inútil y absurda que nadie va a ganar. La reconciliación es muy difícil en el mundo de hoy, donde predominan las ideas de odio. No sólo en Colombia. También en Europa, por ejemplo, en Francia, estas podrían ganar espacio. Luego pasó lo del "brexit”, el triunfo de Donald Trump. Actualmente, la confrontación se ha vuelto muy popular. Ese moda les permite llamarse a sí mismos anti-establisment y con ello ser violentos, racistas, anti-feministas y homofóbicos.
A pesar de su propia historia, usted no se considera a sí mismo como víctima del conflicto colombiano ¿Por qué?
Por supuesto que estas experiencias y pérdidas humanas me van a acompañar el resto de mi vida. Pero el rencor y persistir en sentirse de forma permanente como víctima te puede destruir internamente. Tuve la suerte de poder escribir un libro sobre la vida y muerte de mi padre. Eso fue muy saludable para mí y permitió que no me sienta más como una víctima. Así pude contar mi propia verdad, que podrá ser leída por muchas personas.
El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, nacido en Medellín en 1958, es conocido en Alemania especialmente bajo su primer apellido. Después del asesinato de su padre se exilió durante cinco años en Europa. Internacionalmente, Abad ha sido bautizado como el nuevo Gabriel García Márquez. Su gran éxito llegó con el libro "El olvido que seremos”, sobre la historia de su padre. También en ensayos y columnas se pronuncia sobre temas políticos. Su última novela es "La oculta".