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Humala: salto a lo desconocido

Eva Usi10 de abril de 2006

Un triunfo del candidato nacionalista peruano Ollanta Humala, reflejaría el enorme descontento de las mayorías empobrecidas y tendría consecuencias para toda la región. La victoria se define en la segunda vuelta.

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Partidarios de Ollanta Humala, celebran el triunfo del "Comandante".Imagen: AP


La disputa entre los tres favoritos para la presidencia peruana con posturas totalmente distintas, representa también la diversidad étnica y social del país. Un primer triunfo en las urnas lo obtuvo el candidato nacionalista y ex militar, Ollanta Humala, indigenista de origen quechua, que es identificado en la línea de Evo Morales y Hugo Chávez. Humala no obtuvo mayoría absoluta, por lo que la victoria se define en la segunda vuelta dentro de un mes.

El segundo puesto se lo disputan, en una reñida batalla, la candidata conservadora, Lourdes Flores Nano, blanca, abogada y proveniente de la clase acomodada de Lima, quien representa continuidad en la política neoliberal del presidente saliente, Alejandro Toledo. Pisándole los talones le sigue el ex presidente socialdemócrata Alan García, que aunque es heredero de la gran tradición de la izquierda peruana, el APRA, siendo presidente, entre 1985 y 1990, condujo al país a una hiperinflación, crisis crediticia y lo dejó al borde de una guerra civil.

Desigualdad económica

Peru wählt
Una mujer indígena deposita su voto.Imagen: AP

El Perú cuenta con una de las economías de mayor crecimiento en América Latina -del 5% anual- con un índice de inflación promedio anual del 2,5% desde el 2002, el más bajo de la región. Sin embargo las grandes mayorías empobrecidas no se han beneficiado del desarrollo económico. Más de la mitad de la población, unos 13 millones de habitantes, sobre todo provenientes del campo y descendientes de los Incas, siguen en la pobreza extrema. Al final de la gestión de Toledo, unos tres millones de peruanos emigraron al extranjero y sus envíos de divisas a sus familias aportan al país ingresos por 2.500 millones de dólares.

Esto explica en parte la enorme popularidad de una figura recién llegada a la política como Ollanta Humala, un nacionalista radical y ex militar que se dio a conocer en el 2000 por encabezar un intento fallido de golpe de Estado contra Alberto Fujimori. Por eso fue encarcelado y después perdonado por el Congreso, que lo envió como agregado militar a París y Seúl. Ollanta -en quechua, "el guerrero que todo lo ve"-, es el segundo hijo de una familia de 9, proveniente de Ayacucho.

Ein Inka im Wahlkampf
El candidato presidencial, Ollanta Humala, vestido como Inca, saluda a sus seguidores.Imagen: AP

Propuestas controvertidas

Su familia también parece deseosa de gobernar. Su madre, Elena sugirió que a los violadores y homosexuales se los fusile públicamente. Su hermano Antauro, quien se encuentra en la cárcel después de una sangrienta revuelta militar, dice abiertamente ser admirador de Hitler. Su padre Isaac es fundador del llamado etnocacerismo, una doctrina ultranacionalista que exalta las raíces incas y proclama el dominio de la "raza de cobre". Pero el verdadero inspirador político de Ollanta Humala es el general Juan Velasco Alvarado, quien gobernó Perú con mano de hierro entre 1968 y 1975 y estuvo a punto de arrebatarle a Chile el territorio del que se apropió durante la Guerra del Pacífico en el siglo XIX. En esto, Ollanta comparte una profunda afinidad con Hugo Chávez, también un gran admirador del llamado "Juan sin miedo".

Más allá de eso, los pilares del programa de Ollanta son un mayor control estatal de la economía, una liberalización del comercio de la coca y mano dura contra la corrupción. También propone aumentar impuestos y revisar contratos con empresas multinacionales que participan en la lucrativa explotación minera y de hidrocarburos (Perú es el cuarto productor de cobre y sus reservas de gas natural ocupan el quinto lugar mundial). Causa temor su propósito de cambiar la Constitución de 1993 para dar cabida a un reordenamiento del sistema bancario, lo que podría conducir también a su nacionalización.

Fase de transición

Lourdes Flores
La candidata presidencial conservadora, Lourdes Flores Nano, se disputa el segundo lugar.Imagen: AP

El país se encuentra en una fase de definición. Ha iniciado un proceso de negociación de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, -por cierto, muy criticado en el entorno de Humala- pero al país no le quedan mayores alternativas para proyectarse económicamente. No está en condiciones por sí solo de armar un nuevo proyecto de desarrollo sostenible. El Perú necesita de la cooperación con otros países del área. Sin embargo tiene problemas históricos con Chile y Ecuador, y una marcada distancia con Colombia.

La candidata cristianodemócrata, Lourdes Flores Nano, autoproclamada Angela Merkel de Perú, propone una reforma educativa y del sistema sanitario. "Un éxito de Flores Nano sería visto en Alemania como una señal de aliento a las fuerzas políticas que están buscando seguir trabajando en términos de una democracia representativa y alejándose de conceptos más populistas", dice el experto alemán, Günther Maihold, en conversación con DW-WORLD.

Venezuela, Hugo Chavez, und Boliviens neuer Präsident Evo Morales
El presidente venezolano, Hugo Chavez y el presidente boliviano, Evo Morales.Imagen: AP

Conflicto con EEUU

Un posible triunfo de Ollanta Humala provoca preocupación más allá de la región. Su postura "coca sí, cocaína no", legalizar el cultivo y el consumo de la hoja de coca, que coincide con la política impulsada por Evo Morales en Bolivia, significaría el fracaso de la política anti-drogas de Estados Unidos, pues es muy difícil separar el mercado de la cocaína del cultivo de la coca. Actualmente Perú se disputa con Bolivia el segundo puesto como productor de cocaína, después de Colombia. Adicionalmente fortalecería el eje anti-estadounidense, integrado por Hugo Chávez, quien ha declarado su apoyo abiertamente a Humala, y el recién electo presidente boliviano, Evo Morales.

Ollanta Humala representa una interrogante, una transición a lo desconocido. Pero la población, harta de promesas de la clase política tradicional, en quien ya no cree, apuesta por lo desconocido, pues lo conocido es peor.