Hotel protagonista
7 de junio de 2010Aproximadamente a las 11:00 AM, hora sudafricana, los jugadores alemanes fueron recibidos con banderas y cantos por los empleados del hotel que hace apenas dos semanas había sido declarado por las autoridades del gobierno regional de Gauteng, donde se ubica, como una “construcción ilegal” que no contaba con las autorizaciones requeridas. La situación generó alarma al interior de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) que inmediatamente desplazó al lugar a emisarios para que se encargaran de aclarar la situación; a las puertas del Mundial, la selección corría el riesgo de quedarse sin techo.
Inconvenientes burocráticos
Pocas horas antes del viaje a Sudáfrica, la DFB informó que la FIFA y su agencia de mercadeo Match, a través de las cuales se había hecho la reserva del hotel de 5 estrellas en las afueras de Pretoria, habían dado por escrito luz verde al hospedaje, lo cual libró a los alemanes de cualquier responsabilidad en cuanto al controvertido tema y a la vez sirvió de garantía de que no se presentarían inconvenientes antes del ingreso. Ello, sin embargo, no le puso punto final al protagonismo del Velmore Grande en la aventura mundialista de Alemania.
Pese a que los responsables del hotel aseguran contar ya con la licencia de funcionamiento, la cual se consiguió –según ellos- tras el pago de una multa, otras informaciones de prensa sostienen que el caso aún no se ha cerrado, que el gobierno de Gauteng aún no ha expedido el documento, y que los señalamientos de que el Velmore Grande fue construido con mano de obra contratada ilegalmente, sin los debidos permisos y sin cumplir con las normas de conservación ambiental previstas en la legislación sudafricana, se mantienen en pie a la espera de una inspección oficial que se debe cumplir esta semana.
Ya en febrero pasado, el entrenador Joachim Löw había insinuado que el tema relacionado con el alojamiento de la selección estaba dando dolores de cabeza; en un seminario organizado por la FIFA en Sudáfrica Löw, que aprovechó la ocasión para visitar el hotel, dijo “hasta ahora no se ven grandes progresos”, haciendo mención a los requerimientos hechos en cuanto a la infraestructura para entrenar y las comodidades de los jugadores, así como a los aspectos relacionados con la seguridad.
Huéspedes a pesar de todo
Sin que se conozca a fondo el verdadero estado del hotel, y si sus instalaciones cumplen con las expectativas que se tenían y los específicos deseos que se formularon al momento de reservarlo, la delegación alemana compuesta por 60 personas entre jugadores, cuerpo técnico, funcionarios y personal logístico y de seguridad, pasa su primera noche en el Velmore Grande, en los prospectos un hotel de lujo –en medio de la nada- que a juicio de aquellos que ya lo visitaron dista mucho de ese calificativo, por lo menos cuando se le compara con los de igual categoría en otras latitudes.
“Uno también puede encontrar cucarachas en habitaciones lujosas” bromeó el gerente del equipo nacional alemán, Oliver Bierhoff, en diálogo con el Süddeutsche Zeitung respecto al tema y agregó que la DFB se encargó de complementar las tareas de los anfitriones trayendo varios contenedores desde Alemania en los que se transportaron elementos que se extrañarían en Sudáfrica. Además, se diseñó un salón para el esparcimiento de los jugadores con rincones para ver televisión, mesas de billar, tenis de mesa, biblioteca, videoteca, sauna y, si los días se hacen muy largos, la oferta de hacer un curso de computación.
De otro lado, y como reconoció el secretario general de la Federación Alemana de Fútbol, Wolfgang Niersbach, cuando se conocieron los inconvenientes en torno al Velmore Grande, “Alemania no tiene un plan B”, lo que implica que a la selección que va por el título en el Mundial no le queda otra alternativa que sentirse a gusto en un hotel que en la versión oficial, la de las palabras de Bierhoff, “es de verdad muy bueno".
Autor: Daniel Martínez
Editora: Emilia Rojas