Hong Kong quiere democracia
11 de junio de 2019Los habitantes de Hong Kong impresionan al mundo mostrándole cuan importante es luchar por la democracia. Entre 2017/2018 trabajé como científico invitado en la City University, de Hong Kong. Allí fui testigo de cómo la gente sentía cada vez más abatida y llena de incertidumbre. Los promotores de la "Revolución de los paraguas 2014" estaban siendo condenados a prisión durante ese tiempo. Eran estudiantes del profesor Joshua Wong que solo pedían democracia.
Siempre es importante enfatizar que los estudiantes exigían exactamente lo que los líderes comunistas de Pekín habían acordado por contrato. El tratado de retorno de Hong Kong a la República Popular y "la Ley Básica” estipulan específicamente que Hong Kong puede operar dentro de China bajo el lema "Un país, dos sistemas”, es decir, ser autónomo y democrático. El presidente Xi ha demostrado que no quiere cumplir con las reglas acordadas. Por esto este es que China es vista en el mundo como un socio no confiable.
¿Pérdida de la supervisión de sus propias leyes?
Debido a este comportamiento, el movimiento de protesta estudiantil tuvo su origen. Ahora, más de un millón de personas en Hong Kong protestan contra Xi Jinping y la dirigencia comunista porque los derechos de Hong Kong quieren ser recortados aún más. Una ley en curso busca que los acusados puedan ser deportados a China, antes de haber sido condenados, lo que hoy solo es posible tras haber recibido una cierta condena.
Esto significaría el fin de cualquier orden liberal y democrático porque Hong Kong ya no tendría el control de sus propias leyes. Sería el final de la "Ley Básica” en Hong Kong y el inicio del terror total, en el que viven personas en Tíbet y Xinjiang (en donde se estima que hay hasta dos millones de personas en campos de concentración). El destino de Hong Kong es ser degradado a una gran prisión al aire libre, como Xinjiang. Contra esto es lo que los habitantes de Hong Kong están protestando de forma impactante, y necesitan el apoyo de todo el mundo. El miedo es real, basta una mirada a Xinjiang.
"Un país, dos sistemas" fue el lema con el que Pekín quiso convencer a Taiwán de unirse a la República Popular. Para los taiwaneses, el presidente Xi se ha vuelto muy hostil, por decir lo menos: después de la amenaza de una guerra contra la isla en enero de 2019, Occidente, incluida Alemania, le ha pedido cordura a los gobernantes chinos.
Pero en Taiwán ya no creen poder lograr una cooperación con una China que respete su democracia parlamentaria. Ninguno de los estudiantes que encabezaron el movimiento de protesta "girasol" de Taiwán contra China en 2014 terminó en la cárcel. Mejor aún, hoy trabajan en el Parlamento o se han educado en universidades de élite como Oxford o la London School of Economics.
El "modelo chino” tiene cero atracción
En Hong Kong, por lo menos, quieren vivir como los taiwaneses. Por el momento, solo exigen cumplir con lo que se ha comprometido la República Popular. Pero Pekín ha endurecido los frentes y culpa a Estados Unidos de la intensificación de las protestas. Eso es falso. Lo sé por mi experiencia personal: lo que los habitantes de Hong Kong quieren es una democracia occidental, como en Taiwán, Alemania o Estados Unidos. El modelo chino carece de atracción para ellos.
En Hong Kong ya están hartos de Xi Jinping. El "presidente vitalicio" también tiene muchos detractores en su país, porque debido a su incumplimiento de contratos internacionales China ha perdido credibilidad y su economía se ha visto afectada. Para las democracias solo queda la esperanza de que los chinos se alejen del presidente Xi y su rumbo.
(jov/cp)
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