Hermann Hesse global: un interés que no cesa
9 de agosto de 2012Deutsche Welle: La imagen de Hermann Hesse ha sufrido, a lo largo de su historia, muchos altibajos. ¿A qué lo atribuye?
Gunnar Decke: Hermann Hesse es un escritor imbuido de las contradicciones del individuo del siglo XX. Contradicciones tales como verse confrontado con un desarrollo tecnológico que lo amenaza, que le roba su autonomía. La cuestión de cómo defenderse de ello lo ocupó mucho. Planteó la búsqueda de una vida no enajenante y el balance de lo interior y lo exterior.
El gran auge que tuvieron los libros de Hesse en la década de los 60 y 70 se explica sobre todo con una experiencia: el grupo de rock “Lobo estepario” sacó su canción “Born to be wild”, es decir, nacido para ser salvaje, diferente, para vivir en libertad. Este impulso estaba dirigido contra convenciones externas concretas, que se percibían asfixiantes. Estaba dirigido contra la guerra de Vietnam. Y estaba relacionado con experiencias con estupefacientes. También es una experiencia histórica. Hesse cuestionaba siempre: ¿cómo puedo mantener mi autonomía en esta situación? Tuvo un valor altamente simbólico en la cultura juvenil de Estados Unidos.
Ha hablado de Estados Unidos, del movimiento hippy con su demanda de cambios políticos. ¿En qué otros países fue o es todavía Hesse popular?
En los países árabes, Hermann Hesse es hoy en día percibido como un incitador a la individualidad. “No me sigas a mí sino a ti”, en el sentido de Nietzsche; esto es muy importante en los países árabes en este momento. Es la cuestión de la autonomía y a la vez de lo religioso. De una percepción religiosa no militante ni misionera, sino abierta a otros conceptos vitales; un tema crucial en esos países.
Aparte de Estados Unidos y los países árabes está el Asia si se habla del efecto global de Hesse.
En Asia el interés por Hesse ha crecido continuamente. Importante es recalcar que allí se lo percibe como un “autor alemán”. La relación problemática de Hesse con Alemania tiene que ver en ello. Creo que justo debido a su distancia a lo alemán, Hesse es hoy más interesante. Mientras Thomas Mann tenía una relación clarísima con su patria, donde vivía y desde donde escribía, esta relación en Hesse es más fragmentada, más compleja. Confiesa en un escrito que su relación con los límites nacionales y estatales es cuestionable; afirma no saber de dónde era ciudadano al momento de nacer; probablemente ruso.
Hay que tener en cuenta que crece en un entorno de misioneros; sus padres habían estado mucho tiempo en India. Paradójicamente esto crea un tipo especial de ciudadano del mundo con acentos provinciales.
Todo esto hace que los Hesse –su padre y su abuelo- nunca hayan contado como “buenos ciudadanos”. Siempre tuvieron una perspectiva muy diferente del Estado y sus formas de existencia limitadas históricamente. Siempre se cuestionaron cuál era la vida correcta. Ésta es una pregunta que Hesse respondió con el lenguaje. El lenguaje era la única realidad. Las palabras son para él algo mágico.
El que Hesse aborde cuestiones como ¿qué nacionalidad tengo?, tiene un efecto unificador, universal y a la vez crítico hacia la globalización. En este sentido su planteamiento es actual. ¿Cuál es la vida real? ¿Cómo podemos vivirla a pesar de todo lo que nos separa? En sus respuestas, Hesse es un autor que construye puentes.
Autor: Jochen Kürten/mb
Editora: Emilia Rojas