"Hay tanta expectación por Bachelet como la hubo por Allende"
5 de octubre de 2006Autora de La casa de los espíritus, De amor y de sombra, Eva Luna, o Retrato en Sepia, entre otros muchos títulos, Isabel Allende es un mito vivo. Los premios deben tapizar su hogar californiano. Pero ante todo, Isabel Allende es la imagen escrita de un país y una región y sobre sus opiniones e ideas de América Latina quisimos saber más.
DW-WORLD: Usted es la escritora a nivel internacional más conocida que tiene Chile en estos momentos. Sin embargo, nació en Lima, ha vivido en Bolivia, en Venezuela 13 años, en Estados Unidos desde 1987… ¿Se siente chilena?
Isabel Allende: Sí, me sigo sintiendo chilena. A pesar de que no nací en Chile, mis padres son chilenos, mi familia es chilena, me crié los primeros años de mi vida en Chile y son años muy importantes, son los años formativos. Así que me siento muy chilena, creo que mis raíces están ahí, escribo en español, voy mucho a Chile y puedo escribir sobre Chile con una gran facilidad.
DW-WORLD: ¿Cómo se encuentra en el Chile de hoy?
I.A.: Yo me siento extranjera en todas partes. Cuando voy a Chile estoy muy contenta de estar en Chile pero me doy cuenta de que tal vez no podría vivir allí: porque ya mi trabajo y mi familia están en California, porque mi trabajo es muy internacional y Chile es pequeño y queda muy lejos. Pero voy muy seguido. Y cuando voy, a las dos semanas más o menos empiezo a sentirme extranjera también allí, como me siento en Estados Unidos y en todas partes.
DW-WORLD: ¿Cuáles son las cosas que más le unen a Chile?
I.A.: La lengua, los recuerdos, algunos amigos, el paisaje, por supuesto mis padres, que viven allí…
DW-WORLD: Usted vivió en Chile una época en la que existía una gran conciencia social, una fuerza enorme para intentar cambiar las cosas. Esa fuerza, ¿se ha perdido?
I.A.: No, creo que la situación política en América Latina ha cambiado y no hay la misma pasión que había en los años 60 y 70, la pasión revolucionaria y el idealismo de una sociedad justa… el ideal socialista que nosotros habíamos abrazado en aquella época. Ahora eso ha cambiado y los jóvenes tienen otras ideas y otra manera de enfrentar la política.
Pero Chile es un país que ya desde hace 16, 17 años tiene una democracia de centro-izquierda y creo que el deseo de mejorar la situación de los pobres, de achicar el abismo que hay entre los ricos y los pobres, de mayor justicia, de progreso… sigue existiendo. No sólo en el Gobierno sino en la gente que vota por esos gobiernos.
DW-WORLD: ¿Cree que el chileno de a pie es consciente de la situación que se vive en las poblaciones a las afueras de Santiago, en los barrios pobres?
I.A.: Chile es un país muy católico y la Iglesia católica se ha encargado siempre de mantener viva la conciencia social en Chile de manera que toda la gente participa, de una u otra manera, y trata de ayudar. Más por una cosa religiosa, por una cosa inculcada en las familias de muy antiguo. Cada vez que hay una emergencia en Chile de cualquier clase, la gente, incluso la más pobre, da dinero.
Ahora, hay una pequeña burbuja en Chile de gente extraordinariamente rica, desproporcionadamente rica, que viven aislados. Y a esa gente no le importa nada lo que esté pasando afuera de su círculo. Ellos viven más con los ojos puestos afuera y en sus propios intereses, pero es un grupo considerablemente más pequeño de lo que podría imaginarse.
¿Qué opina Isabel Allende de Hugo Chávez? ¡Siga leyendo!
DW-WORLD: Usted vivió 13 años en Venezuela, una época muy importante de su vida. La Venezuela de los años 70, 80, ¿es mejor o peor que la de hoy?
I.A.: Yo no he estado en Venezuela en los últimos años, de manera que no puedo hacer una comparación. En los años 70, Venezuela era el país más rico del mundo, todo se importaba, todo venía de afuera, había una sensación de fiesta permanente, porque todo lo daba el petróleo y había muchos inmigrantes que venían a "hacer la América", se llamaba.
En los años 70 llegaron también inmigrantes de Argentina, Uruguay y Chile porque éramos los que estábamos escapando de las dictaduras en esos países. Éramos gente de clase media, profesionales, que vinieron a competir con los profesionales venezolanos y hubo ahí como un sentimiento de que estábamos de más… pero siempre bien acogidos, porque Venezuela daba para todos. Era un país grande y rico. Un país alegre, muy alegre.
DW-WORLD: ¿Qué opina usted de Chávez?
I.A.: No puedo opinar sobre eso porque no vivo allí. Yo tengo muchos amigos en Venezuela, gente de izquierdas, incluso gente que fue a vivir el experimento socialista en Chile durante la época de Allende y que fueron detenidos en Chile el día del golpe, y esa gente, que son venezolanos y viven hoy en Caracas, no apoyan a Chávez, están totalmente en contra de Chávez.
Chávez tiene su apoyo, su popularidad, entre la gente pobre a la que las misiones bolivarianas han ayudado mucho. Pero la clase media y la clase profesional no se siente representada por Chávez. El país está dividido, polarizado… es una situación difícil.
DW-WORLD: ¿Cómo observa la situación en Bolivia? ¿Es muy diferente a la de otros países de la zona?
I.A.: Bolivia tiene una muy alta población indígena que no ha sido representada en el Gobierno. Ésta es la primera vez, con Evo Morales, que hay un presidente que representa a la inmensa masa indígena. Pero es un país muy politizado, con mucha conciencia política y conciencia social, muy diferente por su conformación étnica, por sus tradiciones, a Chile, Argentina o Venezuela. Se parece un poco más a Perú.
DW-WORLD: ¿Cree que Evo Morales será quien traiga esa justicia que durante tanto tiempo le ha sido negada a los pueblos indígenas?
I.A.: Yo creo que lo está intentado. Estas cosas no se pueden resolver en pocos años, no se pueden resolver cambiando al presidente. Yo creo que Evo Morales representa una gran esperanza y está haciendo lo posible por cambiar las cosas. Sé muy poco de él. Todavía no se ha visto el resultado de su primera gestión. Habría que ver cómo van las cosas, pero por lo menos representa una esperanza que antes no la había.
DW-WORLD: Usted fue a un colegio de monjas alemanas, la información que recopilaba para ayudar a los perseguidos por el régimen militar en Chile era enviada a Alemania… Aquí tiene muchísimos seguidores, ¿cuál es su relación con Alemania?
I.A.: Tengo una relación estrecha con Alemania porque la primera traducción de La casa de los espíritus salió en Alemania y desde ese momento los libreros alemanes me han tratado con un gran cariño y han distribuido y vendido muy bien mis libros. Así que tengo muchos lectores, sobre todo lectoras. Voy a menudo a Alemania, por los libros. Pero no hablo ni una palabra de alemán. Eso me impide conectarme directamente con la gente y se establece una inevitable distancia.
DW-WORLD: Aprender alemán no es nada fácil…
I.A.: Fíjate, tomé un curso intensivo de alemán y después de un mes el profesor me dijo "esto no es para usted"… yo ya estaba muy vieja para aprender alemán [risas]
"Michelle Bachelet es una mujer extraordinaria" ¡Siga leyendo!
DW-WORLD: Inés del alma mía, su último libro, es un homenaje a esas mujeres que contribuyeron a la Historia pero quedaron a la sombra de sus compañeros masculinos. En Chile una mujer ha hecho historia: Michelle Bachelet. ¿Se siente usted orgullosa de tener a una mujer a la cabeza del Gobierno de su país?
I.A.: Me siento muy orgullosa de tener a una mujer, y mucho más orgullosa de que esa mujer sea Michelle Bachelet, porque es una persona extraordinaria. Usted habrá leído su biografía y sabe por las cosas por las que ella ha pasado… cómo su padre fue asesinado en la tortura por las mismas personas que eran sus compañeros de armas, cómo ella y su madre fueron detenidas y torturadas… toda su historia es trágica y también grandiosa porque esta mujer se ha sobrepuesto a mil obstáculos y ha tenido una carrera limpia, cristalina, transparente.
Y ahora está presidiendo un Gobierno en el que no sólo ella como mujer presidenta es una novedad y una sorpresa para Chile, sino el hecho de lo que se llama en Chile hoy la "paridad", que es que ella ha nombrado 50 por ciento de mujeres en todos los cargos públicos importantes.
Por primera vez hay energía femenina en la gerencia del país. Esto puede ser una cosa tan revolucionaria y tan interesante como la que intentó hacer Allende, en otro estilo, en otro tiempo y en otro país (porque Chile es ahora otro país), pero yo creo que hay tanta curiosidad por Michelle Bachelet como la hubo por Allende entonces porque son experimentos novedosos, gente que está tratando de cambiar algo que durante cientos de años se ha hecho de una cierta manera.
Ella tiene una manera de gobernar que es muy femenina. Gobernar por consenso, escuchar todas las voces y luego tomar una decisión, siendo al mismo tiempo muy fuerte, no es una persona débil. Es un fenómeno que hay que observar porque yo creo que si funciona es muy, muy interesante.