Halle - Retrato de la ciudad
15 de diciembre de 2010Muchos sostienen que el nombre de la ciudad, Halle, le viene dado por haber sido erigida sobre suelos ricos en sal y por su tradición como centro de extracción del mineral– “halle” significa “sal” en alemán antiguo. Otros dicen que proviene de la voz indogermánica “hal”, que significa “inclinación” y aludiría a la pendiente sobre la que se ubica esta urbe: entre la plaza del mercado y la orilla del río Saale hay un desnivel notable.
Escenario de la Historia
El lugar es mencionado por primera vez como “Halla” en documentos que datan del año 806. Desde entonces, la ciudad situada en el extremo noroccidental del Leipziger Tieflandsbucht se ha encontrado una y otra vez en el centro de intereses diversos. Hasta allí llegaron las tropas imperiales bajo el mando de Wallenstein, un caudillo al servicio del emperador Fernando II que luchó en las praderas del Saale. Luego fue invadida por los prusianos y, más tarde, por Napoleón, quien cabalgó con talante conquistador alrededor de la Torre Roja. Halle fue el sitio en donde la tolda parlamentaria más antigua del país cambió su nombre, de Partido Socialista de los Trabajadores a Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, en alemán). En 1891 se convirtió en la primera ciudad europea en contar con una red de tranvías eléctricos.
Entre Händel y Halle-Neustadt
El ciudadano más conocido que ha dado Halle es, sin lugar a dudas, Georg Friedrich Händel (1685-1759), quien pasó allí los primeros veinte años de su vida. El legado del compositor es conmemorado por doquier, sobre todo en la Casa Händel y en los Festivales Händel que tienen lugar cada año.
El núcleo intelectual de Halle es, sin embargo, su universidad, ubicada en el centro de la ciudad y flanqueada por imponentes parques y casas de la antigua burguesía. El conjunto histórico se integra perfectamente en el bien conservado casco antiguo – éste quedó casi intacto tras los bombardeos de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Es poco común que una ciudad haya crecido alrededor de su Alma Máter de manera tan estrecha.
El barrio de Halle-Neustadt ofrece un panorama distinto. Allí se concentran innumerables y monótonos bloques de cemento, reliquias de la desaparecida República Democrática Alemana, de su economía planificada socialista y de su industria de la construcción. Muchos de los grises edificios están vacíos; la que alguna vez fuera una popular zona residencial se ha convertido, hasta cierto punto, en una ciudad fantasma. La gente ha emigrado al casco antiguo, al campo o al oeste de Alemania. Mientras tanto, Halle sigue buscando su camino entre un pasado remoto que la llena de orgullo y una modernidad que todavía no calza con sus aspiraciones – entre Händel y Halle-Neustadt.
Autor: Sven Näbrich
Editor: Enrique López