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Guerra larga y sucia

27 de julio de 2010

Los documentos secretos publicados por WikiLeaks podrían abrir una nueva etapa en la guerra que se libra en Afganistán, opinan editorialistas europeos.

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Sitio de WikiLeaks.Imagen: picture alliance/dpa

La Repubblica, de Roma: „La publicación de casi 100.000 documentos militares secretos por parte de la plataforma de Internet WikiLeaks, filtrados por soldados, oficiales y funcionarios que no soportan más la mentira, puede ser vista como una gran ofensiva. Una ofensiva contra la parálisis moral de una opinión pública que no quiere ver lo que en su nombre ocurre. Es ciertamente la guerra de la información contra la mentira. Entre tanto, la guerra en Afganistán continúa, cada vez más larga, sucia y lejana.”

De Francia, el diario La Charente Libre: “Los documentos del ejército estadounidense desvelan una guerra sucia en la cual el doble rasero y los golpes bajos son la norma. Pakistán, aliado declarado de Washington, se acerca a los jefes talibanes y llega hasta el punto de organizar ataques contra funCionarios del Gobierno afgano, así como contra tropas de Estados Unidos. Irán, que oficialmente es neutral, habría pagado millones de dólares en sobornos a legisladores afganos y, al mismo tiempo, apoyado a los militares talibanes. Finalmente, los llamados 'daños colaterales' entre la población parecen ser mucho más grandes de lo que ha admitido la coalición internacional.”

Der Standard, de Viena: “En todos los países involucrados crecerá la crítica hacia esta arriesgada misión. Para la OTAN, que tras el fin de la Guerra Fría se veía a sí misma como una especie de policía mundial, ahora surge la cuestión de la legitimidad. Aún cuando los discursos oficiales se mantengan en el mismo tono, desde hace mucho tiempo está claro que esta guerra no terminará en victoria. Se hacen cada vez más claras las coincidencias con la guerra en Vietnam: en 1971, una corte ordenó la publicación de documentos secretos sobre la situación en Vietnam; hoy es Internet la que busca la transparencia. Pese a todo, también queda la pregunta de qué esperanzas puede tener la población civil en Afganistán luego de una eventual retirada.”

En Suiza, el Neue Zürcher Zeitung: “La presencia de WikiLeaks obliga a la discusión de dónde se sitúan los límites de la confidencialidad en plena era de Internet; cómo puede un Estado o una empresa proteger sus intereses legítimos. También conceptos tradicionales relacionados con la credibilidad y la responsabilidad de los medios son puestos a prueba. El New York Times acoge con su prestigio la veracidad de sus artículos, y por ello mismo puede ser llevado ante una corte en Nueva York. En cambio, resulta enormemente difícil determinar si un documento publicado por Wikileaks es falso o no. Así que el de WikiLeaks se convertirá en un caso de prueba acerca de cómo debe distribuirse el poder entre el Estado y las comunidades anónimas de Internet.”

El Loveparade y la negligencia

El País, de Madrid: “Las grandes masas son siempre peligrosas y de gobierno difícil. Pero cuando son convocadas a un acontecimiento sancionado por las autoridades, cada uno de sus integrantes debería poder confiar en la protección y en la previsión de quienes lo autorizaron y lo promocionaron a bombo y platillo para hacer caja y dar fama a la ciudad. Duisburgo y Alemania son estos días sinónimo de gravísima negligencia. La investigación hasta las últimas consecuencias ordenada por la canciller Angela Merkel debería servir, si no para consolar, al menos para llevar a las familias de las víctimas algún sentido de la justicia.”

De Volkskrant, de los Países Bajos: “El terror no se queda al interior de las fronteras alemanas. Es cada vez más común que grandes masas acudan a encuentros musicales o deportivos. En todo caso, los responsables deben preguntarse si está garantizada o no la seguridad. Quizá sea inevitable la prohibición de estas aglomeraciones gratuitas. Para el Loveparade la cuestión ya está resuelta. Al contrario de Woodstock, este festival jamás será declarado dentro de los “50 momentos que cambiaron la historia del rock and roll.”

Editora: Cristina Mendoza Weber