Guerra en Ucrania: cómo Putin está cambiando Europa
28 de febrero de 2022Se le puede denominar la ley de las consecuencias no deseadas: la guerra del presidente ruso, Vladimir Putin, contra Ucrania ha unido a Europa, ha puesto fin a la complicidad económica y política de algunos países de la UE y ha puesto fin temporalmente a las pequeñas disputas.
La emoción por esta nueva unidad puede ser temporal, ya que todavía hay que pagar el precio de las duras sanciones. Sin embargo, la guerra de Putin contra Ucrania es como un balón de oxígeno para la UE, las vacas sagradas están siendo sacrificadas a diestra y siniestra y un nuevo viento sopla en Europa.
Francia: Macron tiene razón y los populistas están de capa caída
El presidente francés, Emmanuel Macron, siempre lo dijo: desde que asumió el cargo, predica que Europa debe ser más autónoma económicamente y capaz de defenderse. Sus colegas, molestos, lo han ignorado. Ahora está quedando claro hasta qué punto Macron tenía razón. Sin embargo, él también tiene que admitir errores: durante mucho tiempo, el líder francés había sido amable con Vladimir Putin, y creyó que lo que este quería era participación y respeto en Europa. Tras su último intento fallido de negociación en el Kremlin, Macron se sintió engañado.
Pero sus adversarios políticos tuvieron que renunciar a tener a Putin como su ídolo de la noche a la mañana y no quieren que les recuerden sus tuits del pasado. Hasta ahora, la línea pro Putin del izquierdista Jean-Luc Melenchon, la populista de derechas Marine Le Pen y su rival de extrema derecha Eric Zemmour no han jugado ningún papel en la campaña electoral. Ahora, las fotos de 2017, donde dejó que Putin financiara su campaña electoral, son extremadamente vergonzosas para Le Pen. Un video de Zemmour en las redes sociales en el que elogiaba a Putin como un genio se ha convertido desde entonces en un golpe negativo. Por su parte, Melenchon admite que se equivocó con el líder ruso. Y los tres hablan ahora de conversaciones de paz.
Hungría: Orbán se mueve
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se había convertido en la pesadilla de la UE en los últimos años. Cada vez más autoritario, corrupto y antidemócrata confeso, el jefe de gobierno húngaro sembró la discordia y torpedeó las decisiones conjuntas. El desmantelamiento del Estado de Derecho en Hungría lo puso en rumbo de colisión con Bruselas. Y su total rechazo a los refugiados impidió una política migratoria común.
Sin embargo, el fin de semana, Orban fue a la ciudad fronteriza de Beregsurany, donde los refugiados de Ucrania están cruzando la frontera, para darles la bienvenida y prometerles la ayuda de Hungría. Hay que reconocerlo: muchos de los llegados pertenecen a la minoría húngara de los Cárpatos, pero sin embargo Orban supo moverse.
El primer ministro se encuentra ahora atrapado entre sus años de cercanía a Putin y la indignación europea por la guerra de Ucrania. Hace apenas unas semanas, visitó al ruso en el Kremlin, declaró legítima su demanda de garantías de seguridad y contraproducentes las sanciones de la UE. El sábado pasado, su portavoz anunció que Budapest apoyaría todas las sanciones contra Rusia.
Los neutrales: Suecia y Finlandia
Desde la Segunda Guerra Mundial, los suecos han considerado su neutralidad como su mayor activo. En principio, evitaron tomar partido y se distinguieron como negociadores neutrales ante la comunidad mundial. Ahora, la primera ministra Magdalena Andersson declaró que entregaría cascos, chalecos protectores y 5.000 armas antitanque a Ucrania. Y ante la amenaza de Putin, de que si Suecia y Finlandia querían unirse a la OTAN pagarían un alto precio, Estocolmo respondió fríamente: "Tomamos nuestras propias decisiones de política de seguridad”.
Finlandia también reaccionó con frialdad a las amenazas de Putin. Allí, la no alineación forzada y la influencia política del Kremlin después de la Segunda Guerra Mundial ahora se ve de forma crítica. Y un 53 por ciento de los finlandeses apoya ahora la entrada del país a la OTAN por primera vez. El deseo de protección por parte de la alianza militar occidental parece más importante que la tradición de neutralidad de ayer.
Alemania: derrumbe de dogmas políticos
"Alemania está asumiendo su papel de potencia mundial", escribió el lunes la agencia de noticias Reuters, resumiendo los comentarios mundiales que expresaban su emoción y asombro ante el giro de 180 grados que dio el domingo el canciller Olaf Scholz en el Parlamento. Con su discurso barrió todos los dogmas de décadas de la política alemana: sí a las armas a Ucrania, sí a un Ejército listo para la acción, sí a un mayor gasto en defensa y no a la dependencia energética de Rusia, no a los que entienden a Putin y a los defensores de su gobierno autoritario.
La traducción al inglés del discurso de Scholz se compartió como pan caliente en Twitter entre los observadores anglosajones, así de grande fue el asombro ante el cambio de rumbo en Berlín. El canciller echó a la basura unos treinta años de política alemana sobre Rusia, especialmente la de su propio partido. La política exterior y de seguridad de la República Federal de Alemania era irreconocible al día siguiente.
(ct/er)