Guerra en los aires

Air Berlin, que desde mayo se cotiza en bolsa, compró a DBA (la ex Deutsche British Airways) por un "monto de dos dígitos de millones de euros", según un portavoz de la primera, sin especificar detalles. La suma será pagada con fondos propios, sin recurrir a créditos. La cotización de Air Berlín pegó un salto de miércoles a jueves de más del 10 %.

Air Berlin es ya hoy la segunda aerolínea alemana y DBA, la tercera, medidas por número de pasajeros. Se da por descontado que la autoridad de control de cárteles dé el visto bueno a la operación. Despidos de personal no están previstos.

Air Berlin está posicionada en el mercado sobre todo como oferente de vuelos turísticos con destinos en Europa, aunque también cubre algunas rutas cortas dentro de Alemania para viajes de negocios (18 %). La DBA, por el contrario, se ha especializado en vuelos de negocios: alrededor del 70 % de los pasajeros pertenece a esa categoría y la aerolínea tiene contratos marco con unas 62 empresas.

O sea que ambas aerolíneas se han complementado hasta ahora, más que hacerse competencia. La compra supone considerables efectos positivos para Air Berlin, ya que ahora podrá ofrecer a sus clientes no sólo una red europea, sino también alemana.

Entre las 40 mayores

En su balance, Air Berlin calcula ya para 2008, luego de un año de ajustes, un efecto positivo de unos 70 millones de euros sobre sus ganancias antes de impuestos. Con la compra de DBA, Air Berlin pasa a formar parte del círculo de las 40 mayores aerolíneas del mundo. La diferencia con Lufthansa continuará, no obstante, siendo enorme, por lo que la fusión no supondrá mayores cambios en el mercado.

Más bien hay que verla como señal de que la estrategia de Lufthansa de ofrecer pasajes por 99 euros ida y vuelta para destinos en Europa ha dado resultados. Además, Air Berlin es, en cuanto a precios, menos agresiva que DBA, por lo que la fusión es más bien un respiro para Lufthansa. Así se interpretó también en bolsa: las acciones de Lufthansa se mantuvieron firmes, aumentando incluso ligeramente de valor.

Peligro, por el contrario, representa la unión de ambas aerolíneas para un tercer competidor, LTU, dedicado a transportar pasajeros a destinos turísticos en Europa y que ya está pasando por dificultades económicas.

La fusión de Air Berlin y DBA puede suponer por lo tanto el inicio de una ronda de consolidación del mercado de los vuelos baratos en Alemania. Los próximos candidatos a ser engullidos, después de LTU, son aerolíneas pequeñas, que ofrecen sobre todo vuelos cortos. Éstas sufren ahora por el alto precio de la gasolina de aviación y tienen relativamente altos costos de administración y marketing.

¿Ofensiva general contra Lufthansa?

También se habla de una "ofensiva general" de Air Berlin contra Lufthansa. Pero mientras que la primera tiene ahora 87 aviones, Lufthansa cuenta con 321, por lo que la opción parece poco realista. Sobre todo desde que Lufthansa aceptara el desafío de los precios bajos y comenzara a ofrecer vuelos a partir de 99 euros ida y vuelta dentro de Europa.

Hasta hace un par de años, hubiera parecido imposible volar con Lufthansa de Hamburgo a Madrid por 108 euros. Ahora lo es, gracias a la presión de la competencia. Tal es así, que ya el mercado alemán es difícil de clasificar en aerolíneas "baratas" y "caras", porque ambos tipos se van acercando cada vez más.

Una cuestión de supervivencia

DBA, por ejemplo, ofrece catering a bordo. Air Berlin hace lo mismo en vuelos para turistas. Ya no se trata por lo tanto de una oferta puramente "barata". Para las aerolíneas convencionales, ofertas económicas en las rutas medianas y largas se han transformado en una cuestión de supervivencia.

Qué sucede cuando no se da el brazo a torcer lo demuestra el ejemplo de British Airways: la aerolínea trabajó mucho tiempo a pérdida porque no quería ofrecer vuelos económicos.

En el sector de vuelos cortos y medianos, los límites se diluyen. Pero, ¿qué sucede en las rutas intercontinentales? A partir de octubre, la aerolínea Oasis, un aerotransportador "barato" ofrecerá vuelos entre Colonia o Berlín y Hong Kong por 100 dólares más impuestos. ¿Será rentable? Quién sabe. En todo caso, dará comienzo a un nuevo capítulo en la guerra de precios en el aire. Y el ganador ya se conoce de antemano: es el pasajero.