Guatemala: un país enterrado en cenizas
Días después de la violenta erupción del volcán de Fuego en Guatemala, la situación está lejos de tranquilizarse. Cada vez aparecen más cuerpos enterrados y los voluntarios están al límite de sus fuerzas.
La esperanza es lo último que se pierde
Los rescatistas continúan buscando cuerpos sepultados, vivos o muertos. Los trabajos deben ser interrumpidos de vez en cuando porque el volcán sigue activo, porque las cenizas aún están ardiendo y por las fuertes lluvias.
¿Queda algo ahí dentro?
Aquellos que se vieron obligados a huir el pasado domingo (3.06.2018) apenas tuvieron tiempo de llevar nada consigo. Dos días después de la erupción, Walter Amilcar García (derecha de la imagen) regresa a su destrozado hogar.
Montaña efervescente
"Volcán de Fuego" es el nombre de esta montaña de 3.700 metros de altura. Su efervescencia se percibe desde 2002 y el pasado mes de mayo una erupción provocó una avalancha de lodo. La actual erupción es la más fuerte desde hace cuatro décadas.
Refugio en la escuela
Unas 12.000 personas tuvieron que ser evacuadas. Muchas de ellas fueron acogidas en albergues de emergencia. Al parecer, los primeros signos de la primera erupción se produjeron ocho horas antes de que sucediera. Sin embargo, la alerta de evacuación llegó demasiado tarde a algunos lugares.
Nubes piroclásticas
Las nubes piroclásticas son especialmente peligrosas. Están formadas de cenizas, gas, roca volcánica y lava y avanzan a una velocidad de cien kilómetros por hora. La imagen satelital de la izquierda muestra un campo de golf después de la erupción.
Ahogados o quemados
Quien queda atrapado por una nube piroclástica no tiene posibilidades de supervivencia. La temperatura oscila entre los 300 y los 800 grados.
Duelo por los seres queridos
Hasta ahora se han encontrado 99 cuerpos. Ni un tercio de ellos ha podido ser identificado, ya que el calor los ha abrasado y dejado momificados. De algunas víctimas solo han quedado los huesos. 200 personas continúan desaparecidas.
Caminar sobre ardientes cenizas
Las cenizas siguen estando tan calientes, que abrasan las suelas de las botas de los rescatistas. "Solo pueden trabajar en aquellos lugares donde pueden caminar sobre los tejados de las casas", dice el voluntario Diego Loranza.
Casi exhaustos
Los trabajos de salvamento agotan las fuerzas de los rescatistas, no solo las físicas, sino también las psíquicas. Muchas veces, cuando tratan de levantar un cuerpo del suelo, se deshace como ceniza entre sus manos.
Como un manto gris
Todo aquello que una vez fue verde, yace ahora cubierto bajo una gruesa capa gris de ceniza. Las cenizas han enfangado muchos manantiales de agua potable. Ahora hay riesgo de inundaciones debido a las fuertes lluvias.
Una pequeña esperanza
Reencuentro entre amigos. Walter Amilcar García rescata de su casa al perro de su hermano.