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Guantánamo: 10 años sin perspectivas de cierre

11 de enero de 2012

Ya hace una década que los primeros detenidos en la “Guerra contra el Terrorismo” llegaron a Guantánamo. Y pese a la voluntad mostrada por Barack Obama de cerrar el campo de prisioneros, hoy en día sigue operativo.

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A flag waves behind the barbed and razor-wire at the detention compound on Guantanamo Bay U.S. Naval Base in Cuba, Wednesday, Oct. 10, 2007. The U.S. military is reviewing its decision to classify hundreds of Guantanamo Bay inmates as "enemy combatants," a step that could lead to new hearings for men who have spent years behind bars in indefinite detention. (AP Photo/Brennan Linsley)
Guantánamo: una década escondido tras el umbral de lo "legal".Imagen: AP

Guantánamo fue una solución “Ad Hoc”, apunta James Carafano, experto en política de seguridad y defensa de la Fundación Heritage. En su opinión, en aquel entonces no había un procedimiento adecuado para el caso. Y la pregunta clave era: ¿cómo tratar a prisioneros de guerra, en una guerra en la que el enemigo no era un Estado y por lo tanto no regían las reglas relativas a los prisioneros de guerra? Un proceso civil como el que demandaban los críticos con Guantánamo no era una opción viable, continúa el experto.

“Ningún país en el mundo ha pensado jamás en someter a la jurisdicción civil crímenes de guerra cometidos en un escenario de guerra”, puntualiza Carafano. Y por esta razón, el Gobierno de George W. Bush decidió enviar a los acusados a Guantánamo, evitando que los presos quedasen bajo jurisdicción estadounidense, para así poder retenerlos e interrogarlos. Desde entonces, el Tribunal Supremo cambió de opinión, sentenciando que los reos pueden acogerse al derecho de EE.UU.

Sin vacíos legales

In orangefarbene Overalls gekleidet sitzen Häftlinge unter dem wachsamen Auge der Military Police im Camp X-Ray auf dem US-Marinestützpunkt Guantanamo Bay auf Kuba (Archivfoto vom 11.01.2002). Am 11. Januar 2002 wurden 20 erste Gefangene im US-Antiterrorkampf aus Afghanistan nach Guantánamo Bay gebracht. Seitdem ist die Zahl der in dem US-Lager als Taliban- und El-Kaida-Mitglieder Festgehaltenen angewachsen, zur Zeit sind es knapp 400. Seitdem ist auch die internationale Kritik gewachsen, an einem rechtlichen Vakuum, dass die USA nach den Anschlägen vom 11. September 2001 schufen - wohl in dem Glauben, sie könnten ihr Land und die Welt damit sicherer machen. Foto: McCoy (zu dpa-Korr. "Fünf Jahre «Schandfleck» Guantánamo - und kein Ende in Sicht" vom 08.01.2007) +++(c) dpa - +++
Condiciones inaceptables en un estado de derecho.Imagen: picture-alliance/dpa

Para los críticos con la medida, por el contrario, el caso estaba claro desde el principio. “Los acusados de un delito han de ser sometidos a juicio. Si es contra la ley estadounidense, por un juzgado estadounidense. Si fue contra la ley afgana, deberían ser acusados en Afganistán. Y si no hay pruebas suficientes, deberían ser puestos en libertad”, aclara Andrea Prasow, de Human Rights Watch.

Para Prasow, un tribunal civil está perfectamente capacitado para juzgar delitos de terrorismo. "Los tribunales civiles de EE.UU. no dictan precisamente sentencias favorables para los acusados de terrorismo. Reciben penas más largas que han de cumplir en cárceles de alta seguridad, evitando que tengan mucho contacto con el mundo exterior”.

El mal ejemplo

Carafano, por su parte, también admite que las condiciones de los primeros años no eran aceptables. En lugar de buscar alternativas, el Gobierno estadounidense buscó perfeccionar el sistema de Guantánamo, mejorando las condiciones a las que estaban sometidos los detenidos. “El problema fue que la política cambió radicalmente de dirección“, aclara el experto. “Guantánamo se convirtió en el símbolo de todo lo negativo. Cualquier tema controvertido era relacionado con el campo. Incluso métodos de tortura como el submarino, que nunca se practicaron”, continúa.

Cuando el presidente Barack Obama asumió el poder en 2009, declaró que cerraría la prisión en el plazo de un año. Entretanto, esta tarea se mostró más difícil de lo esperado. Por el campamento ya habían pasado aproximadamente 800 prisioneros en una década. De los 171 restantes, 89 tenían autorización para salir, apunta Parsow. La mayoría originarios de Yemen.

Sin embargo, debido a la situación de inestabilidad en Yemen y el gran numero de terroristas operativos en el país, se acordó el cese de los traslados desde que Umar Farouk Abdulmutallab trató de volar por los aires un avión a finales de 2009, atentado cuyo presunto cabecilla se encontraba en Yemen.

Además de éstos, tres docenas de prisioneros más estaban acusados y debían ser sometidos a juicio. Incluido Khalid Sheikh mohammed, uno de los acusados de estar detrás de los ataques del 11 de septiembre. Y otros 46, estaban siendo retenidos sin cargos por un periodo indefinido.

Móviles políticos

El 31 de diciembre de 2011, el presidente Barack Obama firmó un acta que permitía este tipo de detenciones indefinidas sin juicio. Además, el congreso estadounidense acordó una medida que hacía prácticamente imposible el traslado de acusados a EE.UU., dificultando también la entrega a otros países que podrían haber sido destino de los prisioneros. Estas leyes y condiciones hicieron del cierre algo prácticamente imposible. Y según Prasow, nadie fue sacado de Guantánamo en 2011.

Ken Gude, experto en seguridad nacional del Center for American Progress, opina que las medidas tomadas por el congreso – y las consiguientes dificultades creadas para cerrar Guantánamo- están basadas en motivos políticos. “Construyeron una barrera legal basándose en que traer prisioneros de Guantánamo a Estados Unidos podría ser peligroso y pondría en peligro la vida de ciudadanos estadounidenses, algo que yo encuentro francamente ridículo”, aclara Gude.

Sin embargo, el Departamento de Estado de EE.UU. declaró hace poco que el Gobierno seguía intentando el cierre. Un total de 67 prisioneros han sido trasladados durante la legislatura de Obama. Cuatro de ellos, juzgados en tribunales militares o civiles. Y mientras tanto, de acuerdo con informaciones oficiales, también Obama solicita revisiones regulares de las causas de ciertos prisioneros, tratando de confirmar que toda prisión prolongada esté justificada, sin comprometer su intención de cerrar Guantánamo.

¿Hasta cuándo?

Prasow vislumbra un pequeño rayo de esperanza al final del túnel en lo que respecta a la nueva ley que permite la libertad de prisioneros sólo bajo condiciones tan estrictas, que hasta ahora lo habían hecho imposible. “La ley aprobada contempla un pequeño cambio. Tiene una cláusula que prevé una excepción a la aplicación de la ley en caso de interés para la seguridad nacional. El Secretario de Defensa podría argumentar que los países destino de los prisioneros tomarán medidas sustanciales para minimizar el riesgo de que un prisionero se convierta de nuevo en una amenaza para Estados Unidos. En este caso, la deportación sería posible”, cree Prasow.

Sin embargo, para los expertos es poco plausible que Guantánamo sea cerrado a corto plazo. “En cuatro años, sin importar quien sea el nuevo presidente, seguirá existiendo el campo de prisioneros de Guantánamo. Y allí continuarán encerrados los detenidos en la Guerra contra el Terrorismo”, concluye Carafano.

Autor: Christinna Bergman, DC /JAG

Editor: Emilia Rojas