"Grecia hace peligrar el consenso en la UE"
28 de enero de 2015El nuevo jefe de Gobierno griego se exhibió en tiempo récord. Poco después del formar gabinete, Alexis Tsipras encaró la primera disputa enfrentándose al resto de la Comunidad Europea. No quiere apoyar la declaración de los jefes de Estado y de Gobierno para endurecer las sanciones contra Rusia por el conflicto con Ucrania. Podría tratarse de un problema de comunicación o inexperiencia, pero también podría ser una estrategia de los radicales de izquierda. En cualquier caso, ambas posibilidades darían mucho que pensar.
No se puede descartar que el nuevo Gobierno de Atenas no haya estado al tanto del acuerdo entre los 28 Estados miembros. Incluso podría considerarse que durante el traspaso de poderes se hubiese extraviado la carta de Bruselas con la petición de apoyo para las sanciones. Cuando estas decisiones no se recurren en un plazo determinado, se consideran automáticamente aprobadas. Una costumbre normal en un proceso en el que participan 28 estados miembros y una forma de proceder que la coalición de izquierda-derecha debería aprender rápidamente.
Si Alexis Tsiras recurrió al teléfono para quejarse personalmente, también se podría pensar que fue una acción políticamente calculada. Tsipras deshizo el consenso existente en política exterior para hacer presión con sus propios problemas. Solamente aceptará otras decisiones políticas de la UE si se escuchan sus peticiones para mejorar las condiciones del rescate. Entre los jefes de Estado y Gobierno rige la regla de unanimidad no solo para las decisiones sobre sanciones, sino también para cuestiones de comercio y presupuestos nacionales. Es decir, un gran potencial de presión.
Con su decisión de disputar públicamente en este conflicto, obliga al resto de los países de la UE a mover ficha. Hubiese sido más inteligente regular internamente esta pelea. De otra forma, da a entender a Rusia que puede ser muy fácil meter una cuña en el frente europeo.
Tsipras ya rechazó las duras sanciones contra Rusia durante la campaña. A un parte de los radicales del grupo de izquierda de Syriza se los sitúa muy cerca de Moscú. Hasta ahora, una de las únicas bazas de la Unión Europea en el conflicto de Ucrania oriental y la Crimea anexionada fue la postura de rechazo de todos los europeos ante la agresión rusa. Ahora, el nuevo Gobierno griego deshizo el consenso y por eso y podría sumir a la Unión Europea en una grave crisis política.
Este método ya fue utilizado por muchos y siempre hubo intentos de presión para imponer intereses económicos. Pero la diferencia radica en que Alexis Tsipras actúa desde un escenario económico especialmente precario y no tiene aliados en la UE. Actúa con poca destreza y poca profesionalidad. Grecia necesita a la UE y precisamente por eso sería necesario buscar el consenso y la armonía.