Grecia, al borde del abismo económico
29 de junio de 2015Aunque aún no se conocen los detalles, hay algo que sí está claro: se han limitado las transferencias de dinero a otros países europeos. Incluso en territorio nacional, las empresas sólo pueden retirar o transferir grandes cantidades con autorización previa. Además, los bancos permanecerán cerrados al menos hasta el 6 de julio, según un comunicado oficial, a excepción de algunas sucursales que abrirán sólo para aquellos pensionistas que no dispongan de tarjetas. La bolsa de valores de Atenas, por su parte, volverá a la actividad el 7 de julio.
Los medios de comunicación griegos, sin embargo, confían en que a partir de este martes (30.06.2015) los cajeros automáticos vuelvan a permitir retirar fondos. Eso sí, según informan, con un límite de 60 euros diarios por persona. Tan solo el mes de mayo, los griegos retiraron más de 3.500 millones de euros de sus cuentas bancarias. En junio, la tendencia se mantuvo.
“En última instancia, las restricciones de capitales eran inevitables”, explicó Michael Glezakos, profesor de Política Financiera de la Universidad del Pireo, en una entrevista con el canal de televisión Skai. Los depósitos seguirían reduciéndose rápidamente si los bancos permaneciesen abiertos, reconoció el economista. Especialmente desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidiera el domingo no extender sus préstamos de emergencia a los bancos griegos, a través de la asistencia de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés). A pesar de que el último préstamo de 90.000 millones de euros concedido por el BCE ya casi se ha agotado, que los banqueros de Frankfurt sigan manteniendo aún los créditos ELA es una buena señal para Glezakos.
“El anuncio de un referéndum sobre las reformas políticas griegas podría haber sido entendido por el jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, como el fin del programa de rescate actual, lo que sencillamente le habría dado derecho a cerrar el grifo a los bancos griegos”, dice el economista.
Escenario de amenazas antes del referéndum
El anuncio del cierre de los bancos no ha desatado el pánico entre la población. A pesar de que, durante el transcurso del domingo, fueron muchos los griegos que hicieron cola ante los cajeros automáticos con la esperanza de poder retirar grandes sumas de dineros antes de que se pusiese en marcha el control de capitales. En las estaciones de servicio también se formaron colas. Con el fin de prevenir conflictos o robos, la policía ha reforzado las patrullas. Muchos oficiales de policía se han visto obligados a volver antes de sus vacaciones.
Mientras tanto, varios dirigentes de Syriza, el partido de izquierda gobernante, acusan a los actores europeos y a los medios de comunicación nacionales e internacionales de haber iniciado una campaña de pánico con el objetivo de desestabilizar a la población griega. “¿Quién ha traído a toda esa gente a las gasolineras?”, se preguntaba el parlamentario de Syriza Jorgos Varemenos en una entrevista televisiva. A lo que él mismo contestó: “Se trata de una campaña de shock y pavor (doctrina técnicamente conocida como de dominio rápido) destinada a obligar al pueblo griego a arrodillarse”. ¿Se trata de una conspiración contra el gobierno de Atenas? Para el líder de la oposición conservadora y ex ministro de Economía, Kostis Hatzikadis, la situación es diferente: “Tenemos un gobierno que aun con la obligación de recortar 8.000 millones de euros, durante la campaña prometió invertir miles de millones en gasto social”.