Google pasa a la siguiente dimensión
18 de julio de 2008En los blogs alemanes se multiplican los relatos de internautas que aseguran haber visto coches de Google en sus vecindarios. Con una cámara sobre el techo, estos vehículos captan cada ángulo. Lo rodado debe servir para que los usuarios de Google Maps dispongan de imágenes tridimensionales de las ciudades que visiten en la Red.
Street View se llama la opción con la que ya pueden contemplarse virtualmente, junto a amplias zonas de Estadios Unidos, algunas regiones de Francia e Italia. En los próximos meses, el buscador planea ampliar la oferta a las urbes alemanas y otras metrópolis europeas.
Del espacio a la cocina
Las primeras objeciones surgieron en 2006, cuando el consorcio logró gracias a Google Earth colocar en Internet imágenes por satélite de todo el planeta con increíble nitidez. Por un lado cundía el entusiasmo ante la posibilidad de observar el propio hogar, el del vecino o el skyline de Nueva York. Por otro, surgía el temor a que tanta información pudiera ser mal utilizada y los derechos individuales violados.
Street View traslada el debate, en el sentido literal de la palabra, a una nueva dimensión. Las imágenes de Google Earth son tomadas verticalmente desde el espacio, por lo que la distinción de detalles se hace imposible. Street View se graba, sin embargo, en horizontal y desde cerca. A veces las imágenes de los edificios son tan claras que, al ampliarlas, se tiene la impresión de poder llamar a cualquier puerta.
Vergüenzas a la vista
En mayo de 2007, poco después de la puesta en funcionamiento del software en Estados Unidos, comenzaron a aparecer foros en los que se almacenaban y comentaban las escenas más grotescas, divertidas o vergonzosas: desde el pantalón que se baja hasta la venta de drogas. Al mismo tiempo se multiplicaban las quejas de quienes habían sido captados e inmortalizados por las cámaras de Google en escenas íntimas.
Estaba claro que las primeras demandas por violación de la intimidad no se harían esperar. Hace poco, una pareja de Pittsburg denunció a Google por el uso de imágenes de su casa en Internet.
Google tranquilo
El buscador se toma la situación con calma. Stefan Keuchel, portavoz de Google Alemania, resalta que el consorcio pone en marcha todas las medidas a su alcance para proteger el derecho a la intimidad de los ciudadanos. Los usuarios pueden borrar de la Red aquellas imágenes que consideren desagradables. Y al mismo tiempo se emplea una técnica que permite hacer irreconocibles las caras y las matrículas de los vehículos.
Keuchel considera que las dudas sobre la legalidad en el uso de estos datos no son más que un fenómeno típicamente alemán: “en otros países, la gente recibe la nueva oferta de un modo más positivo”, dice. Pero a la larga, cree el portavoz, también los alemanes acabarán convenciéndose de las ventajas del nuevo servicio.
Desunión entre responsables
La mayoría de los encargados de la Protección de Datos en los diferentes Estados alemanes consideran Street View, cuando menos, problemático. El encargado de esta función a nivel nacional, Peter Schaar, pide limitaciones legales para esta oferta.
Pero el encargado en Hamburgo, que ha sido designado para estudiar el caso en Alemania, Hartmut Lubomierski, no considera que el software sea tan peligroso.
El problema de que personas puedan ser captadas por las cámaras de Google queda resuelto con la aplicación del filtro que las difumina, dice Nils Schröder, portavoz del encargado de la Protección de Datos en el Estado de Renania del Norte-Westfalia. “Más difícil es la cuestión de las direcciones privadas”, añade. Los ladrones podrían utilizar el sistema para planear sus hurtos, y los bancos podrían aprovechar Street View para determinar la liquidez de sus clientes.
Incluso si se acepta la apreciación de Lubomierski de que la protección de los datos no se ve amenazada por el nuevo servicio, la tendencia de los consorcios de Internet a almacenar cada vez más información personal continúa. Detalles de la vida de los usuarios quedan grabados, y no se puede descartar que éstos sean vendidos a terceros o incluso a servicios secretos, opina el experto en Google Georg Reischl.