Gobierno minoritario en Alemania: pulseada en el Bundestag
30 de agosto de 2019En Alemania, para que alguien pueda ser elegido canciller, necesita la mayoría de los votos del Bundestag, el Parlamento alemán. Poco más de la mitad de los diputados es necesaria para esas elecciones. Esa mayoría en el Parlamento normalmente apoya al gobierno, que, en la historia de la República Federal de Alemania, casi siempre fue formado por coaliciones de dos partidos. Esa coalición puede aprobar leyes e implementar otros proyectos.
En caso de que ningún partido lograse la mayoría necesaria, o que falle la formación de una coalición, un gobierno minoritario sería una posibilidad de que Berlín puede seguir realizando su tarea política. La aprobación de un canciller minoritario normalmente no se produce antes de la tercera ronda de elecciones del Parlamento. Además el presidente federal tiene que confirmarla. Los partidos de la oposición tienen que aceptar la posición gubernamental de un partido único, y no pueden bloquear el trabajo de ese partido totalmente.
Solo gobiernos de transición
Un gobierno minoritario tiene que tener desalado a una mayoría de los parlamentarios para que aprueben cada ley propuesta. Sobre todo, tratándose de asuntos controvertidos, con negociaciones largas y difíciles, se necesita mucho poder de convicción. Es también por esa razón por la que esta forma de gobierno es algo inusual en Alemania. No es una sorpresa que la mayoría de los alemanes, según encuestas, rechace la idea de un gobierno minoritario.
Hasta el momento, solo hubo tres cortos periodos en los que un gobierno alemán gobernó sin una mayoría en el Parlamento. La primera vez fue en 1963, con el canciller Ludwig Erhard (Unión Cristianodemócrata), la segunda vez, con Willy Brandt (Partido Socialdemócrata), en 1972, y, por último, en 1982 con Helmut Schmidt (también del Partido Socialdemócrata). En todos los casos, los gobiernos minoritarios se formaron después de que las coaliciones anteriores se hubieran disuelto, porque un partido se retiró de la responsabilidad gubernamental. Esos gobiernos solo duraban algunas semanas, como gobiernos de transición, hasta las próximas elecciones generales. Pero, en los estados federados alemanes, esa forma de gobierno se llevó a cabo varias veces.
Inestabilidad en lugar de reformas
Según los críticos a nivel federal, la búsqueda permanente de consenso necesita mucho tiempo, sobre todo en asuntos como el presupuesto federal o la legislación y, de esa manera, podría frenar los procesos democráticos.
Alianzas que cambian con cada votación podrían llevar a discusiones permanentes, socavar una estrategia política consistente y, por eso, llevar a la inestabilidad institucional. En lugar de reformas grandes solo habría debates sobre detalles, pronostican los oponentes al gobierno minoritario.
También hay dudas referentes a la política exterior. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo "no ser amiga” del gobierno minoritario. Según ella, Alemania ya tome decisiones ahora con demasiada lentitud. Ella no podría anunciar medidas en una cumbre de la Unión Europea, dudando si después lograría una mayoría en el Parlamento para su aprobación, añadió Merkel.
El miedo a los populistas de derecha
El resquemor a un gobierno de minoría aumentó con el crecimiento del partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). Muchos diputados temen, en un sistema de gobierno minoritario, una dependencia más fuerte de los populistas de derecha en votaciones parlamentarias, y que con eso crezca su aceptación en la sociedad. Pero, según politólogos, también es posible que la inclusión del AfD en procesos de decisión podría causar luchas internas dentro de ese partido, ya que este debería tomar posición de manera constructiva en temas importantes. Defensores del gobierno minoritario acentúan cada vez que se busque lograr una mayoría parlamentaria, habría que discutir nuevamente los contenidos, y que esos procesos pueden fortalecer al Parlamento como órgano de representación popular. Y que las mayorías cambiantes en diferentes votaciones se correspondan más con la voluntad de los votantes. Muchas personas no están de acuerdo con que cuestiones concretas sean tergiversadas por la ideología y la táctica de las coaliciones.
¿Guiarse por el modelo escandinavo?
Hay varios países del mundo que tienen un gobierno en minoría. En Europa, España y Portugal, además los países escandinavos Noruega, Dinamarca y Suecia. Sobre todo en la península escandinava, los parlamentos pudieron aprobar reformas importantes. Una gran mayoría apoyó esas decisiones importantes después de negociaciones transparentes.
Entonces, ¿sirve el modelo escandinavo como una orientación para Alemania? Los críticos del gobierno minoritario lo niegan. Los parlamentos escandinavos son más pequeños, y por eso es más fácil encontrar una solución rápida. Pero Alemania tiene, con dos órganos legislativos, el Bundestag y el Bundesrat, ambos responsables de las leyes, una estructura que hace que los procesos de decisión sean más complicados.
(mm/cp)
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