Alemania, cautelosa sobre cooperación de espías con Pinochet
4 de enero de 2019Jan Korte, del partido La Izquierda, presentó 68 preguntas al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán a finales del año pasado sobre la cooperación entre el servicio secreto alemán, el BND, y las dictaduras militares en Chile y Grecia en las décadas de 1960 y 1970. Las incompletas respuestas que obtuvo irritaron tanto al parlamentario del Bundestag que presentó una queja oficial sobre la falta de cooperación del Gobierno. "Estas respuestas son un insulto sin parelelismos", afirma en entrevista con DW. "Y, por cierto, esa no es forma de tratar al Parlamento."
El Ministerio de Relaciones Exteriores admitió que el Gobierno del canciller Willy Brandt sabía de antemano sobre el inminente golpe de Estado planeado por los líderes militares chilenos bajo el mando del general Augusto Pinochet en septiembre de 1973, pero ofreció pocos detalles sobre el tema.
Por el contrario, el Gobierno se negó en gran medida a responder a cualquier pregunta clave sobre la cooperación entre la CIA (que apoyó activamente el golpe de Pinochet) y el BND, citando como razón principal la "razón de Estado". "La divulgación de información relacionada con la cooperación con las fuerzas de seguridad extranjeras violaría la estricta e ilimitada confidencialidad que constituye la base de toda cooperación de inteligencia", según el Gobierno.
Las preguntas que quedaron sin respuesta incluyen: "¿Cuándo y de qué manera fue activo el BND en Chile?", "¿informó la CIA al BND sobre el golpe de Estado, que Estados Unidos había apoyado tanto financiera como activamente a través de su agencia de inteligencia?", "¿estaba el BND involucrado de alguna manera con las operaciones de la CIA en Chile?" o "¿cuál fue el elemento central de la política exterior alemana en Chile, si no fueron los derechos humanos?".
"Podemos asumir que hubo una estrecha cooperación [entre el BND y la CIA], y que fue legitimada por el anticomunismo", afirma Korte. El Gobierno alemán también se negó a especificar si algún militar chileno había sido entrenado en Alemania Occidental en esos años, entre 1965 y 1995.
¿Un servicio secreto transparente?
Korte se mostró especialmente perocupado por el hecho de que las respuestas procedieran de un ministerio dirigido por el Partido Socialdemócrata (SPD) de centro-izquierda y cuestionó las razones aducidas: ¿cómo podría esa información afectar a las operaciones actuales del BND o por qué el Gobierno se empeña en respetar los acuerdos de la confidencialidad con un régimen que tenía campos de tortura?
Korte obtuvo respuestas similares a sus preguntas sobre la colaboración del BND con la junta militar que gobernó Grecia entre 1967 y 1974. El Gobierno no está obligado a publicar documentos de inteligencia que tengan menos de 60 años, pero Korte y otros críticos señalaron que sus reticencias no están en consonancia con las iniciativas de transparencia del BND.
El pasado mes de octubre, la agencia financió y publicó un libro de un grupo de historiadores independientes que habían investigado sus archivos entre 1945 y 1968. Financió el proyecto con 2,4 millones de euros. Korte, para quien esto mostraba que era posible una revisión crítica de la historia reciente, incluso aunque estuviera sufragada por las propias agencias gubernamentales revisadas, elogió este informe.
Una lucrativa dictadura
El Ministerio de Relaciones Exteriores dio algunas pistas sobre las relaciones de Alemania con Chile. Las respuestas a las preguntas de Korte revelaron que el comercio con Chile experimentó un gran impulso en el año posterior a la toma de posesión de Pinochet, con un aumento de las exportaciones de más del 40 por ciento en 1974 y de las importaciones del 65 por ciento.
De hecho, las hemerotecas muestran que los políticos conservadores de la época, junto con sectores de los medios de comunicación, celebraron inicialmente la toma de poder de Pinochet y los beneficios económicos que prometía. Franz-Josef Strauss, ministro de Gobierno en varias ocasiones y líder de la Unión Social Cristiana Bávara (CSU) durante más de 25 años, dijo al periódico Bayernkurier en 1973 que "a la vista del caos que ha reinado en Chile, la palabra 'orden' vuelve a tener de repente un dulce sonido para los chilenos".
Mientras tanto, Bruno Heck, entonces secretario general de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), viajó al Chile de Pinochet en 1973 como muestra de solidaridad. Cuando se le preguntó sobre los informes de que el estadio nacional de Santiago se había convertido en un campo de detención donde se torturaba a los disidentes, Heck le dijo infamemente al diario Süddeutsche Zeitung que "la vida en el estadio es bastante agradable cuando hace un día soleado".
Para Korte, las respuestas del Gobierno a sus preguntas plantean otras cuestiones sobre lo que él llama "puntos ciegos" de la Alemania Occidental de postguerra. "Por ejemplo la cooperación del Gobierno con el régimen del apartheid en Sudáfrica y otros como la dictadura de Pinochet o la de Grecia", dice. "Creo que ya es hora de que se aborde esta historia y de que el Gobierno se posicione al respecto".
(lgc/few)
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