Georgia se declara oficialmente en guerra con Rusia
9 de agosto de 2008“No he visto en toda mi vida tantos tanques como aquí, y he visto muchas cosas en mi vida”, comentaba el reportero de la cadena de televisión alemana n-tv desde las calles de Tsjinvali, la capital de Osetia del Sur.
En palabras del ejército ruso, la ciudad había sido liberada completamente a lo largo de la mañana del sábado y no quedaban en ella rastro alguno de los soldados georgianos que desde el viernes intentaban reestablecer por la fuerza “el orden constitucional”. Pero, según los periodistas allí presentes, pasado el mediodía los combates continuaban.
Para las próximas dos semanas, Georgia ha dictado la ley marcial: lo que significa que la república caucásica se declara oficialmente en guerra con Rusia. Al mismo tiempo, su presidente, Mijail Saakashvili, pidió a Moscú que suspenda “inmediatamente” los enfrentamientos y, “como primera señal de que la oferta va en serio”, dijo, “he ordenado que nuestras tropas se retiren de Tsjinvali”.
Desigualdad en el frente
Ejército de Tierra- Rusia: 395.000 soldados, Georgia: 17.767. Ejército del Aire- Rusia: 160.000 militares, Georgia: 1.310. Carros de combate- Rusia: 23.000, Georgia: 128. Aviones de combate- Rusia: 1.736, Georgia: 9. No cabe duda de que la guerra entre Rusia y Georgia es un enfrentamiento desigual.
Sin la ayuda de Occidente, al presidente georgiano Saakashvili le va a costar mucho ganar esta batalla. Ya en 1992 Georgia sufrió una poco decorosa derrota, y desde entonces reinaba entre el país y sus regiones secesionistas, independientes en la práctica, Abjazia y Osetia del Sur, un alto el fuego interrumpido con cierta regularidad.
“Cada vez hay más indicios de que Saakashvili está intentando solucionar por la vía militar los conflictos con sus provincias”, dijo Gernot Erler, secretario de Estado del Ministerio alemán de Exteriores. “Eso violaría el alto el fuego de 1992 y supondría, por lo tanto, una violación del derecho internacional”, criticó.
Jugando a ser pro occidental
“Estoy convencido de que Georgia va a vivir un nuevo fracaso”, declaró el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov. Durante años, la Unión Europea y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han advertido del peligro que supone armar a Georgia, dijo Lavrov. “Quienes pese a ello han permitido el rearme deberían sentirse en parte responsables de lo que está sucediendo ahora”, añadió el minsitro.
Aunque sin mencionarlo explícitamente, la acusación va dirigida a Estados Unidos. Desde 2004 Georgia es país asociado de la OTAN y su integración en la Alianza sólo se vio frustrada por las objeciones que interpusieron algunos países miembros, entre ellos Alemania, que no querían arriesgar por la pequeña república un enfado de Moscú. Washington, sin embargo, apoyaba el ingreso, imperturbado por lo que el Kremlin pudiera pensar del hecho.
Rusia acusa a Saakashvili de nacionalismo extremo y de “horrendas prácticas” fascistas en Osetia del Sur, una zona en la que muchos ciudadanos poseen pasaporte ruso. Pero cabe también no olvidar que, enviando sus tropas a la región rebelde, el presidente georgiano brinda a Moscú una oportunidad única para desestabilizar a un Estado que juega a ser pro occidental en su propio patio trasero.
Europa discreta y Bush preocupado
Georgia es importante para Occidente por los gaseoductos que la cruzan y por su posición estratégica, a medio camino entre el Mar Negro y el Caspio. Desde Tbilisi, la capital georgiana, se mira ahora hacia Estados Unidos esperando una ayuda que sea proporcional a los pasos que está dando Rusia para evitar el triunfo de Georgia en Osetia del Sur. Pero hasta ahora, los georgianos esperan en vano.
“Estoy muy preocupado”, declaró el presidente estadounidense, George W. Bush, y exigió un alto el fuego inmediato, como ya lo había hecho Saakashvili. Georgia es un Estado soberano y su integridad debe ser respetada, dijo Bush. Si la Casa Blanca se decidiese a obligar con las armas a Rusia a claudicar en su apoyo a los secesionistas, sería una sorpresa tan grande como dramática.
Mientras tanto, Europa guarda un velado silencio, lo que indica que tras las bambalinas los esfuerzos diplomáticos se mueven al más alto nivel. La canciller alemana, Angela Merkel, tendrá ocasión de tratar el tema cara a cara con el presidente ruso, Dmitri Medvedev, cuando se reúna con él el próximo viernes en el Mar Negro, en un encuentro planeado hace tiempo.
“Lo que amenaza no es nada menos que una guerra”, dijo el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, al diario sensacionalista Bild. Georgia denuncia que Rusia estaría abriendo un segundo frente de lucha en la otra provincia separatista del país, Abjazia, y llegan noticias de fuertes bombardeos también en esta zona. Quizás la guerra haya pasado ya de amenaza a realidad.