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Gana la industria química, pierde el consumidor

Luna Bolívar Manaut18 de noviembre de 2005

Ante el miedo al desequilibrio económico, el Parlamento Europeo cedió en la nueva legislación sobre sustancias químicas a las presiones de la industria. El consumidor queda en la incertidumbre: "¿me están envenenado?"

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El registro REACH europeo: suave con la industria química.Imagen: AP

En la ropa, en el desodorante, en la crema de noche. En el suelo, en las paredes, en los techos. En los envoltorios de los alimentos, en el coche, en los ordenadores. En los juguetes de los niños. Vivimos rodeados de productos químicos que nadie ha analizado nunca, y que según muchos, son los causantes de graves enfermedades como el cáncer, las disfunciones de órganos y del sistema nervioso, las alergias e incluso la infertilidad.

REACH ("Registration, Evaluation and Authorisation of Chemicals"), se llama la nueva legislación con la que la UE quiere proteger a los consumidores del envenenamiento lento. Muchos son los intereses y los poderes que se mezclan. La ley tiene que ser aún ratificada por los estados miembros, pero la decepción reina ya en Europa: la primera gran batalla de esta guerra la ganó la industria química.

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Alemania es el principal centro de la industria química europea.Imagen: AP

Entre la salud y el dinero

Unos cinco millones de personas trabajan en Europa, directa o indirectamente, en la industria química. En total, se estima que las ganancias anuales del sector en el ámbito de la UE ascienden a 440.000 millones de euros, un tercio de ellas generadas por Alemania, el principal centro químico europeo.

Hace dos años, la Comisión Europea elaboró un texto de 1.200 páginas para regular el uso y la comercialización de los productos químicos. Pero ponerle la mano encima a la industria química en Europa es enfrentarse a un titán, cuyo poder retrasó primero la llegada del documento al Parlamento Europeo, y ha logrado ahora que la cámara apruebe una versión matizada y favorable a los intereses del sector.

Aunque la UE prevé ahorrar, y eso con una legislación conservadora, más de 50.000 millones de euros en gastos sanitarios, los parlamentarios temen las consecuencias económicas que tendría para una Europa ya herida por la crisis alemana, la pérdida de competitividad de los consorcios químicos y un posible aumento del desempleo.

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También los juguetes contienen productos químicos no analizados.Imagen: BilderBox

REACH supone, en primer lugar, que la industria química se va a ver obligada a evaluar 30.000 de sus productos, y no 100.000 como propuso en su día la Comisión, y presentar los resultados ante la Agencia Química Europea en Helsinki. Los funcionarios europeos podrán entonces decidir en base a la información que sirvan las empresas, si estos productos son o no peligrosos para la salud de los consumidores y en consecuencia, si se permite o se prohíbe su producción.

Todos los productos elaborados con anterioridad a 1981 no serán investigados y podrán seguir vendiéndose libremente. Uno de los peligros es, como indica el diario inglés The Guardian, que "la industria prefiera comercializar viejos productos químicos no analizados a desarrollar otros nuevos".

Este no es el único punto débil de una ley que, en palabras de los ecologistas del Parlamento Europeo, "tiene más agujeros que un queso suizo". Abierta queda, entre otras, la cuestión de cómo evitar la entrada en la UE de productos ya elaborados que contengan sustancias químicas prohibidas en Europa.

"Elaborar una ley de productos químicos es muy difícil, aún más cuando el resto del mundo no participa. Regular este sector es complicado. Pero REACH es un comienzo…", dijo a DW-WORLD Ulrike Kallee, experta en química de la organización Greenpeace.