G7: cinco puntos contra el caos
11 de octubre de 2008Los ministros de Finanzas y directores de bancos centrales de los Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia se pusieron de acuerdo el viernes por la noche en la capital estadounidense en recurrir "a todos los instrumentos a disposición" para evitar el colapso de "bancos importantes" , que pueda poner en peligro todo el sistema financiero.
De qué bancos se puede tratar en concreto naturalmente no se dijo, para no alertar a los mercados acerca de qué instituciones financieras pueden ser salvadas y cuáles no. La medida tiene como objetivo tranquilizar a los depositantes, para que no produzca una corrida, y facilitar el flujo de créditos entre los propios bancos, que actualmente está paralizado y es una de las principales causas de frenazo actual.
El G7 también acordó garantizar los depósitos, de tal forma que los clientes dejen sus dineros en los bancos. Asimismo acordó apoyar el mercado de financiaciones hipotecarias, que peligra colapsar, sobre todo en Estados Unidos. El ministro de Finanzas norteamericano, Henry Paulson, resaltó que su gobierno no ha abandonado su plan de comprar acciones de bancos si fuera necesario, lo que equivale a una parcial estatización. Sería la primera vez que sucede algo así en EE. UU. desde la crisis de los años 30.
Proteger a los contribuyentes y a otros países
Las medidas nacionales que se tomen, se lee en el comunicado del G7, será elegidas de tal forma que se proteja lo más posible a los contribuyentes y se eviten consecuencias perjudiciales para otros países.
El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, anunció luego del acuerdo la toma de rápidas decisiones para Alemania. Ya antes de la apertura de las bolsas el lunes habrá claridad acerca del programa alemán, prometió. Y hasta el fin de la semana próxima se crearán las condiciones para modificaciones en las regulaciones de balance de los bancos, resaltó Steinbrück, en una medida que apunta sobre todo a los problemas estructurales del sector.
Más detalles no quisieron mencionar ni Steinbrück ni el presidente del Bundesbank (banco central) alemán, Axel Weber. Primero ambos quieren conversar con los otros países miembros de la eurozona, que se reúnen este domingo en el marco de cumbre especial.
Las medidas no serán un regalo para los bancos
No obstante, algo ya está claro ahora: para los bancos afectados, las inyecciones de capital no serán un regalo, sino que, como contrapartida, deberán aceptar directivas del Estado en sus negocios y toma de decisiones. Ello no es otra cosa que una nacionalización, si bien parcial y por un tiempo limitado. Además, cuando a los bancos les vaya mejor, tendrán que reembolsar lo que Estado haya aportado.
Algo similar sucedió ya en los años 90 en Suecia, donde el Estado tuvo que intervenir urgentemente para salvar de la quiebra a bancos peligrosamente escorados. Luego de finalizada la crisis y ser "reprivatizados" los bancos, se constató que el Estado se había embolsado incluso una pequeña ganancia.
Desde hace algunos días se rumorea que también Alemania podría tomar en consideración la participación estatal en bancos privados en relación con la concesión de fondos frescos. La canciller federal, Angela Merkel, por lo menos no lo excluyó en sus últimas declaraciones.
¿Bastarán el plan de acción del G7 y las iniciativas nacionales para tranquilizar los mercados? Después de todo, durante semanas los gobiernos han lanzado salvavidas cada vez más grandes a los mercados financieros, sin que nada surtiera efecto.
En Alemania se es optimista. Steinbrück dijo que no ve razón alguna para una agudización de los problemas: «Estoy bastante seguro de que los mercados volverán a tranquilizarse». La primera señal se verá este lunes, cuando abran las bolsas.