G-8: dos días para resolver los problemas del Mundo
6 de julio de 2005Desde este miércoles, la localidad escocesa de Gleneagles será por unos días la capital de los países más ricos. Entre la cena de este miércoles, que inaugura la Cumbre el G-8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Rusia) y la clausura del viernes, se intentará sentar el marco para temas tan diversos como la lucha contra la pobreza y el cambio climático.
El anfitrión, el primer ministro británico, Tony Blair, está presionando a los participantes para imponer su agenda y duplicar la asistencia al desarrollo y reducir las barreras comerciales mediante la eliminación de las subvenciones al agro.
Preocupa la economía
Pero en primer lugar preocupa la estabilidad del rumbo económico global, especialmente ante precios de petróleo rondando máximos históricos de 60 dólares por barril.
Muchos temen una crisis profunda que se contagie rápidamente alrededor del globo. Pero los especialistas indican que a pesar de que los precios del petróleo subieron tres veces por encima del bajo nivel alcanzado en el 2001, tendrían que llegar a 90-95 dólares para alcanzar en términos reales los niveles que golpearon la economía en las dos recesiones de fines de la década de 1970 y comienzos de 1980.
Más allá de estas afirmaciones, el G-8 confiesa su preocupación y se espera que haga un llamado para mejorar los datos de la industria petrolera para contribuir a reducir la volatilidad de los precios del crudo. Así lo indica el borrador de la declaración económica final del encuentro.
En dicho documento, el G-8 estima que el crecimiento económico mundial en el 2005 será menor al del 2004.
Concentrados en África
El Programa Mundial para Alimentos de la ONU (PMA) pide al G-8 que actúen contra el hambre, la primera causa de muerte en el mundo. Según el PMA, uno de cada tres africanos padece desnutrición y 852 millones de personas pasan hambre en el mundo, 60 millones más que en 1990.
En este sentido, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó que las naciones africanas pueden contar con más ayuda y condonación de deudas (en total US$ 56.000 millones), siempre y cuando se atengan a las reglas de la democracia y a combatir la corrupción.
Las metas son compartidas pero no hay consenso sobre los instrumentos que se pueden aplicar. Así, de momento al menos, Tony Blair no consiguió el respaldo de Washington y otros a sus ambiciosos planes de levantar 50.000 millones de dólares suplementarios de ayuda mediante emisiones de bonos.
Otro punto obligatorio: las protestas
Por otra parte, ya están en marcha las protestas "anti-globalización", hoy por hoy obligatorias en cumbres de este tipo. Los disturbios empezaron este lunes en la capital escocesa Edimburgo, cuando un carnaval de protesta acabó a golpes y con un centenar de detenciones.
Pero organizaciones como Oxfam, Attack o Globalise Resistance se distancian de los manifestantes violentos.
La mayoría de las protestas previas a la reunión, incluida una marcha en la que participaron 200.000 personas en la misma ciudad el fin de semana pasado, han tratado de presionar a los líderes mundiales para que ofrezcan un alivio de la deuda y más ayuda para África.
Pero el verdadero reto va más allá de reducir la deuda y elevar la cooperación. El desarrollo requiere políticas de largo plazo que incluya a los supuestos beneficiaros de estas medidas en un rol activo y no pasivo, exigen los expertos. El G-8 podría sentar las bases para un cambio.