G-20: endurecen reglamentos financieros, más vigilancia a fondos de inversión
2 de abril de 2009En la tarde de este lunes 2 de abril, el Primer Ministro británico, Gordon Brown, anunció en rueda de prensa que la duplicación de los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la creación de un ente que supervise los hedge funds (fondos de alto riesgo) son algunas de las medidas acordadas por el Grupo de los Veinte (G-20) para ponerle coto a la crisis financiera global y evitar que coyunturas de esta naturaleza vuelvan a repetirse en el futuro.
La cumbre, que tuvo lugar en el centro de convenciones ExCel, en el barrio londinense de Docklands, debió haber finalizado a las 15:00 horas, pero sus participantes siguieron debatiendo en torno a los puntos que formarían parte del documento final.
Consenso y mano dura
Aunque Brown había celebrado el “alto grado de consenso” demostrado por sus homólogos, los cables de agencia dejaron entrever que las negociaciones no siempre fluyeron sin complicaciones. Aparte de las posturas que de antemano habían enfrentado al eje franco-alemán y al anglosajón –el primero daba prioridad a la regulación del sistema financiero internacional y el segundo, a la inversión de dinero público para acelerar el crecimiento económico en cada país– también hubo discordia en torno a tópicos como la regulación de los llamados paraísos fiscales.
Presionados sobre todo por las delegaciones francesa y alemana, los participantes de la cumbre de Londres resolvieron publicar una “lista de países no cooperantes”, un eufemismo con el que se alude a los territorios y Estados que atraen capitales del exterior usando como incentivo la ausencia de impuestos y controles financieros aplicables a los extranjeros residentes. Para estos países hubo severas palabras durante la alocución de Gordon Brown: “Es el principio del fin de los paraísos fiscales”.
Poder y más recursos
Antes de la rueda de prensa oficial, fuentes diplomáticas ya habían confirmado que el documento final de esta cumbre decretaría la mayor reforma del FMI desde su fundación en 1945. Está previsto que países emergentes como China, India y Brasil tengan mayor peso en su seno; que la entidad se vea investida con mucha más autoridad y que sus arcas estén mejor dotadas económicamente que en el pasado.
Brown aseguró que al FMI se le permitirá vender su oro para invertirlo en el auxilio financiero de los países más pobres y de los emergentes, responsables del 70 por ciento del crecimiento económico mundial y víctimas de la fuga de capitales que, generada por la recesión global, contribuyó a la contracción del crédito y de la economía en general.
Metas y logros
La Organización Mundial de Comercio (OMC), el Banco Mundial (BM) y el Foro de Estabilidad Financiera (FSF) –organismos internacionales percibidos como entes clave para poner fin a la crisis– también salieron reforzados de la ronda de negociaciones, aunque no en igualdad de proporciones.
Del BM se espera que aumente su capacidad de préstamos de 200.000 millones a 300.000 millones de dólares para el periodo 2009-2010 y del FSF, que se erija en una suerte de centinela que vigile los mercados y las instituciones financieras a escala mundial.
Pero, aunque se planteó la necesidad de que la OMC culmine exitosamente el proyecto de liberalización del comercio internacional que se propuso con la Ronda de Doha, el propio Brown advirtió esta tarde que no se avanzó mucho en esa materia. Consultado sobre la tendencia de la mayoría de los países del G-20 a proteger las economías nacionales y obstaculizar el libre comercio, el Primer Ministro británico sólo alcanzó a decir que los países tenían claro que, en adelante, las prácticas proteccionistas serían difíciles de ocultar.
Una cumbre memorable
La gravedad de los problemas a solucionar y el talante ambicioso de su agenda hacen de ésta una cumbre histórica. En su mesa de negociaciones se dio luz verde a una serie de medidas concretas que pocos creían factibles. Entre ellas, la creación de una nueva agencia de regulación y supervisión de los hedge funds, con miras a que los llamados fondos de alto riesgo queden bajo control público.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: Claudia Herrera Pahl