La Berlinale "importante hasta para los yanquis''
11 de febrero de 2010Las truchas porta por título la película con la José Luís García Sánchez ganó el Oso de Oro en 1978. Junto a él, recibían el premio principal otros dos de sus compatriotas: Emilio Martínez Lázaro con Las palabras de Marx y Tomás Muñoz con un cortometraje llamado Ascensor. El jurado no pudo decidirse y optó por condecorar a la participación española al completo.
32 años después de aquel galardón múltiple, casi la mitad de la edad que cumple ahora el certamen cinematográfico germano, José Luís García Sánchez le da a tan fructífera edición para España su propia explicación.
¿Por qué cree usted que se decidió el jurado en 1978 a premiar a la aportación española en su conjunto?
Si no me equivoco, el jurado español de ese año fue Antxon Eceiza. En realidad, debería ser él quien contestase a esta pregunta, pero supongo que le movió una mezcla de simpatía personal, una vaga camaradería política y, sobre todo, la esperanza de que en otra ocasión fuera yo- o alguno de nosotros- jurado en un festival internacional y él compitiera. En cuanto a lo de hacer un premio colectivo, es siempre una magnífica idea para quedar bien con mucha gente por el mismo precio.
Franco había muerto en 1975, ¿empezaba en aquella época el cine español a librarse de las trabas que le había puesto la dictadura, o supo siempre cómo hacer para evitarlas?
Algunas veces me ha asaltado la idea de contar el franquismo como lo que fue: una tragicomedia, un esperpento en el que el director y guionista- [el film propagandístico] Raza lo escribió Franco-, murió en la cama. Lo que hicimos los cineastas, ya que no pudimos quitarle el papel, fue que lo pasase lo peor posible. Tratábamos de darle disgustos con nuestras películas.
¿Qué significó en aquel momento el reconocimiento berlinés para ustedes?
Hubiera sido maravilloso si el país premiado no hubiese sido España. A mí me costó ocho años hacer la siguiente película, a Emilio Martínez Lázaro supongo que otro tanto y a Tomás Muñoz, más todavía. En nuestro país, decía Rafael Azcona, los premios deberían estar dotados económicamente y ser secretos.
Entonces, el Oso de Oro no le abrió muchas puertas…
Los osos solamente abren puertas a sus domadores. Yo le estoy muy agradecido, si bien recuerdo que una asistente que trabajaba en mi casa informó a mi madre del resultado del festival con esta frase: ‘Les ha tocado el primer premio'. Y creo que era verdad.
¿Es la Berlinale demasiado “elitista” para potenciar a un director en el mercado internacional?
Fíjese si es importante la Berlinale, que los yanquis la utilizan para lanzar sus productos. Es una maravilla.
¿Qué relación mantiene usted con el cine alemán? ¿Le ha influenciado de alguna manera?
La primera parte de la pregunta tengo que contestar negativamente. No sé nada del cine que se está haciendo, ni conozco profesionales actuales. Pero la segunda parte sí puedo decir, rotundamente, que no sólo he recibido la influencia directa, sino también indirecta. Creo que en la estética de grandes artistas españoles (Solana, Valle Inclán…) laten propuestas estéticas germanas. Y de una vigencia escalofriante.
A lo largo de estos 60 años de Berlinale, al cine español no le ha ido del todo mal- además de las tres películas premiadas en su año, otras tres se han llevado el Oso de Oro. El cine latinoamericano sólo lo ha logrado en una ocasión, el año pasado. ¿Por qué cree usted que los filmes hispanohablantes del otro lado del Atlántico no han tenido tanto éxito en Berlín?
No sé… ¿por qué están más lejos? También me dan ganas de inventarme una larga historia sobre la cercanía de los profesionales de España a la cinematografía alemana a través de la Legión Cóndor en nuestra guerra [la Guerra Civil española] y de criminales nazis reconvertidos en operadores o decoradores de cine, pero sería completamente falso. E injusto. El gran Sigfrido Burman era un pintor enamorado de la gitanería del sur de España en los años 20. Los operadores se vinieron huyendo de la Guerra Mundial.
A lo mejor es que en Latinoamérica se decantan más por lo francés…
¿Qué tiene de particular, en su opinión, un certamen como la Berlinale con respecto a otros como Cannes, Venecia, los Goya o los Óscar?
¿De particular? Para empezar, que el trofeo es un ser vivo. Y feroz. Para concluir, que a mí me dieron con otros compañeros el primer premio y en los otros no, los muy hijos de Satanás…
¿Percibe usted que la Berlinale haya cambiado en estas seis décadas?
Todos los festivales han cambiado mucho. Cada vez hay más organizadores y la gente que acude es más joven. Pero no sólo es en los festivales. Ahora la gente es más joven en todas partes.
¿Qué película hispanohablante sigue en esta edición de la Berlinale con especial interés?
Es que no sé qué película española va a concurso. A mí me hubiera gustado que llevasen Esperpentos, que es expresionismo en color, pero nadie me la ha pedido. Hablando en serio, el cine español está produciendo unas obras excelentes, de gran calidad, justamente ahora, en un momento en el que lo primordial es la taquilla. Como siempre, en España llegamos tarde…
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editor: Enrique López