Fumando espero
25 de febrero de 2004
El consumo de tabaco es la segunda causa mortal –evitable- en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo provoca alrededor de 5 millones de muertes cada año y, de continuar los actuales patrones de conducta, hacia el 2025 causará 10 millones de muertos al año, cifras que parecerían propias de una pandemia. Si usted fuma, se encuentra entre los 650 millones de fumadores que compartirán posiblemente su destino. Expertos vaticinan que la mitad morirá a raíz de alguna enfermedad relacionada con el cáncer.
La peor droga
La nicotina es una droga: de todas las conocidas es la que más causa dependencia química. Una vez aspirada es rápidamente absorbida por los pulmones y llevada por la corriente sanguínea a todo el organismo. En el sistema nervioso central actúa en receptores ligados a las sensaciones de placer. El fumador desarrolla rápidamente una adicción y necesita cada vez mayores dosis de nicotina. Fuma después de comer, al tomar una copa, con un café, mientras espera, cuando está nervioso o no sabe qué hacer con las manos. Cualquier pretexto es bueno. Grave es cuando no tiene a la mano un cigarro, es como si estuvieran a punto de cortarle el oxígeno.
Animan a dar el paso
El Centro alemán de investigación sobre el Cáncer ha iniciado la campaña “Rauchfrei 2004”, con la cual se propone ayudar a quien quiera dejar el vicio. Quien logre dejar de fumar durante cuatro semanas a partir del 1° de mayo, podrá obtener premios de hasta 2.500 euros. A partir de este miércoles los interesados podrán inscribirse en el programa llenando formularios de inscripción disponibles en farmacias, clínicas, consultorios médicos y dependencias de seguros de salud. Una campaña similar lanzada hace dos años, que tuvo la participación de 90 mil fumadores, tuvo éxito: doce meses después los fumadores participantes fueron encuestados y un 22% había logrado dejar el cigarro. Otro 39% por lo menos redujo su consumo. Esta campaña pretende ayudar a quien quiera liberarse de la adicción, a final de cuentas, solo se vive una vez.