Fukushima: ¿tragedia radioactiva con sordina?
4 de octubre de 2013Los problemas en la devastada central nuclear nipona de Fukushima se multiplican. A vista y paciencia del mundo entero, llegan desde Japón las noticias del vertido de toneladas de aguas radioactivamente contaminadas al océano. Las cantidades no han sido determinadas con precisión, pero la frecuencia de los incidentes pone en evidencia que la empresa encargada de la planta atómica, Tokyo Electric Power (Tepco), se ve ampliamente superada por la situación.
En los terrenos de la central se almacenan más de 300.000 toneladas de agua utilizada para refrigerar los reactores dañados. Como continuamente se producen filtraciones de aguas subterráneas, que se mezclan con la usada para la refrigeración, Tepco ha tenido que bombear permanentemente el líquido pues el volumen excede y desborda la capacidad de los tanques de refrigeración. Entretanto se acumulan ya unos mil tanques en campos cercanos que, según la prensa, pronto no serán suficientes. Además el sistema de filtros para neutralizar el impacto de las filtraciones que ha instalado la empresa volvió a fallar este viernes (4 de octubre).
No hay apuro
La propia Tepco ha reconocido que necesita ayuda, no sólo financiera, sino también de expertos internacionales, para hacer frente al gigantesco problema. Pero la comunidad internacional reacciona con una lentitud que llama la atención. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) habla de un “asunto de máxima prioridad, que debe ser resuelto con urgencia”. Sin embargo, y pese a que los problemas son conocidos desde hace meses, recién este viernes se anunció en Viena el envío de un equipo de especialistas, para hacerse en el terreno una idea de lo que ocurre en la central nuclear averiada por el terremoto y maremoto de 2011. Está previsto que los expertos, que viajarán a solicitud el gobierno nipón, lleguen a Japón el 14 de octubre y permanezcan allí una semana.
En el aspecto político, el gobierno japonés manifiesta su voluntad de acometer el problema con vigor y ya está entregando recursos fiscales para financiar los gigantescos gastos que originan las averías. Pero también se toma su tiempo. El primer ministro nipón, Shinzo Abe, se propone tratar el tema de las filtraciones en una sesión extraordinaria del parlamento, en el otoño boreal.
No hay presión
Desde el exterior tampoco se han ejercido mayores presiones sobre Tokio. Es más: el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, que se convirtió ese miércoles en el primer gobernante occidental en visitar Fukushima después del desastre, calificó de infundados los temores a la contaminación radioactiva en la zona. “Es un temor que no hace justicia a los esfuerzos que ha hecho el pueblo japonés por volver a la normalidad, es un temor infundado y espero que mi presencia contribuya a disipar esos temores”, señaló, según medios de prensa. Algunos hacen notar, de paso, que Rajoy es un declarado partidario de la energía nuclear.
También Shinzo Abe se propone continuar explotando la energía atómica, a pesar de lo que está ocurriendo y del rechazo de gran parte de la población nipona. Y Tepco, por muy sobrepasado que esté con Fukusima, quiere seguir haciendo negocios con la energía nuclear. Por lo pronto, a fines de septiembre presentó a las autoridades correspondientes una solicitud para volver a encender dos reactores de Kashiwazaki Kariwa, la mayor central nuclear del mundo.