Después de aprender piano y clarinete, Elisa Vegas subió un día, por casualidad, a un podio con batuta en mano. Desde entonces no la ha dejado. Hoy dirige la Orquesta Sinfónica Mariscal de Ayacucho. Apasionada por la música, se ha propuesto atraer a más gente de toda Venezuela a las salas de concierto. Para ello hay que romper esquemas, dice la artista. Su orquesta ofrece un repertorio que abarca estilos de música muy variados y toca en lugares no tradicionales. En un país con graves problemas económicos, donde muchos profesionales de la música, y de todos los ámbitos, abandonan el país ¿cómo consigue Elisa Vegas motivar y mantener a más de setenta músicos? Venezuela ha cambiado, explica, "ahorita se siente que hay una cantidad de venezolanos, dentro de los cuales me incluyo, que estamos trabajando desde adentro para mejorar nuestras condiciones”. Y aquí incluye a sus músicos. Juntos están dispuestos a seguir rompiendo esquemas, confiando en un futuro muchísimo más próspero.