Francia anuncia desmantelamiento de centenar campamentos gitanos

El ministro Hortefeux subrayó, tras una reunión de crisis con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en París, que los gitanos de estos campamentos serán deportados si cometen un delito. El gobierno enviará además a diez agentes impositivos a los campamentos de los llamados "gens du voyage", cuya traducción sería "gente de viaje" y que se refiere a las poblaciones nómadas, para verificar si pagan correctamente sus impuestos.

Antes de la reunión, en la que participaron varios ministros y jefes policiales, se habían registrado fuertes críticas de la oposición y grupos de derechos humanos que acusan al gobierno de querer estigmatizar a una minoría.

"De viaje" involuntario

El desencadenante fueron enfrentamientos entre jóvenes gitanos y policías hace unas dos semanas. Un policía mató a un joven gitano que escapaba de un control callejero disparando tiros. Esto devino en disturbios con varias decenas de personas de los campamentos que atacaron una guardia policial e incendiaron tres automóviles. No hubo heridos.

"Los disturbios demostraron nuevamente que hay problemas con el comportamiento de algunos gitanos y con otros grupos nómades", afirmó Sarkozy.

En Francia hay registradas oficialmente como "gens du voyage" unas 400.000 personas, una categoría de la administración pública que existe desde los años 70. Alrededor del 95 por ciento de ellos son franceses y sólo un tercio no está asentado. Las comunidades con más de 5.000 habitantes están obligadas a concederle un terreno adecuado a estas personas si quieren asentarse allí. En la realidad, esto sucede pocas veces.

Entre ellos hay gitanos que suelen tener ciudadanía rumana o búlgara. Como ciudadanos de la Unión Europea (UE), pueden ingresar sin problemas en Francia, pero pueden ser deportados si cometen delitos. Francia paga además premios de 300 euros para los adultos si abandonan el país voluntariamente.

¿Táctica "sarkociana"?

El año pasado, Francia deportó a unos 9.800 gitanos, la mayoría de ellos a Rumania. Los críticos del gobierno lo acusan de inflar de esta forma las estadísticas de deportaciones y afirman que muchas de estas personas cobran el premio y regresan a Francia.

El Partido Socialista francés acusa a Sarkozy de llevar a cabo una "estigmatización étnica", mientras que el Partido Comunista habla de "un paso en dirección al racismo". Otros creen que, dándole impulso a este tema, el gobierno quiere desviar la atención del escándalo acerca de las donaciones irregulares de la heredera de L'Oreal, Liliane Bettencourt, a la campaña de Sarkozy.

El presidente francés anunció hace poco que quiere volver a priorizar el tema de la seguridad.

Editora: Claudia Herrera Pahl (dpa/ AFPD)