Venezuela: lo que viene después de esto es "la muerte"
20 de febrero de 2019El fotógrafo alemán Holger Stork celebra dos veces su cumpleaños. Uno, cuando nació, en Dortmund, el 2 de septiembre de 1967, y el segundo, cuando sobrevivió milagrosamente a un asalto en Venezuela, el 15 de febrero de 2012. El fotógrafo se encontraba en su casa frente a la computadora cuando dos asaltantes ingresaron a su vivienda, le dispararon con una escopeta y lo apuñalaron.
"Estuve tres días tendido en un charco de sangre, hasta que recuperé la conciencia”, dijo Stork a DW. "Los médicos no podían creer que hubiera sobrevivido”. Durante dos semanas permaneció en cuidados intensivos; meses después, sigue sordo, y no puede mover varias de sus extremidades. Muchos tomarían esta experiencia como una oportunidad para abandonar el país y buscar la felicidad en otro. Sin embargo, él decidió quedarse.
Solidaridad luego del asalto
"Lo que sucedió luego del asalto es algo normal en este país”, explica Stork, "después de lo que pasó recibí mucha ayuda”. Sus amigos limpiaron las huellas de sangre, otros juntaron dinero para pagarles a los albañiles, y sus clientes le dijeron que no se preocupara por su trabajo. "Y una buena amiga me transfirió una suma de dinero y me dijo: ‘Esto es para que te recuperes'”.
Hasta el día de hoy, Holger Stork sigue conmovido por toda la ayuda que recibió. Pero ahora, luego de siete años, parece que para él ha llegado el momento de abandonar Venezuela. No se debe al asalto, sino a la lucha diaria por sobrevivir, y eso lo tiene agotado. "Esto ya no puede seguir así. No sé cómo voy a pagar todas las cuentas. O pasa algo en algún momento de este año, o realmente me tendré que ir”, explica.
Los encargos disminuyeron
Stork llegó a Venezuela en 1991 como mochilero. Se enamoró de este país y decidió quedarse en Caracas. Durante muchos años se dedicó a la fotografía publicitaria. Pero, cuando la economía empezó a tambalear, hace 10 años, los encargos disminuyeron rápidamente.
"El número de clientes disminuye cada vez más. Cuando la economía entra en recesión, una de las primeras cosas de las que se puede prescindir es de la fotografía”, explica Holger Stork. En 2016 no recibió ningún pedido, y para sobrevivir tuvo que comenzar a dar clases de alemán. De vez en cuando recibe alguna oferta, pero las condiciones laborales han cambiado drásticamente debido a la inseguridad.
"Tuve que hacer una campaña acompañado de guardaespaldas, que estaban armados y todo el tiempo estuvieron junto a mí”. Si el presupuesto no es suficiente para contratar a un servicio de seguridad, muchos proyectos fotográficos no se llevan a cabo. Especialmente si el trabajo dura hasta altas horas de la noche, "porque ya no se puede estar solo en la calle debido a la alta criminalidad reinante”.
La lucha por sobrevivir
Al miedo a la criminalidad se suma la escasez de alimentos. "Todo el dinero que hay a disposición es destinado a la comida”, describe Stork. Además, enfermedades como la difteria y la fiebre tifoidea han vuelto a surgir.
En 2013, por ejemplo, los productos de limpieza eran escasos en los supermercados, en 2014 y 2015 comenzó la falta de medicamentos. Desde el 2016 hay escasez de alimentos. "Pero, ¿qué viene después?”, se pregunta el fotógrafo alemán. "La muerte. Uno puede vivir durante años sin productos de limpieza, quizás un tiempo sin medicamentos, pero no sin comida”.
Entre la esperanza y el miedo, Holger Stork observa el desarrollo político actual. Confía en que la comunidad internacional haga algo, porque Venezuela es simplemente muy importante a nivel geopolítico. Sí para fin de año la situación mejora, se quedará y ayudará en la reconstrucción del país. "Entonces, nos espera el mejor momento de nuestras vidas. Ese es el gran estímulo”.
(BT/CP)
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