Fiat quiere la mayoría en Chrysler
7 de enero de 2011Sin embargo, los métodos con los que pretende levantar un nuevo gigante automotor no son aceptados en todas partes. "Dos candidatos a la bancarrota no dan como resultado una empresa exitosa", decía la competencia cuando Fiat entró hace año y medio en la insolvente automotriz estadounidense Chrysler.
Pero los críticos ya han tenido que callarse: Fiat vuelve a dar beneficios y Chrysler está en camino de hacerlo. El plan de Segio Marchionne, director general de Fiat, parece salir adelante: la creación de un gran consorcio automotor activo en todo el mundo.
Es posible que este año Fiat compre la mayoría de Chrysler. "No sé si es probable, pero es posible", pronosticó Marchionne a comienzos de la semana, condicionando la superación del 50 por ciento en la firma sobre todo a si la estadounidense vuelve a Bolsa en 2011. Si Chrysler toma ese camino, un aumento de las participaciones de un solo golpe por parte de Fiat le saldría mucho más caro que ahora.
En estos momentos, los italianos tienen un 20 por ciento de la firma norteamericana y en realidad quieren aumentar su participación solamente hasta el 35 por ciento. Marchionne obtuvo esa participación a cambio de la promesa de volver a situar a Chrysler en primera línea con técnicas europeas importadas, una tarea en la que la alemana Daimler ya fracasó antes.
El mago de los números
Pero los números hablan a favor de Marchionne: las cifras de ventas desplomadas en el año en crisis 2009 se recuperaron y en 2010 el menor de los tres grandes consorcios estadounidenses vendió casi 1,1 millones de automóviles, lo que supuso un aumento del 17 por ciento. Al mismo tiempo, el gerente ítalo-canadiense, cuyo distintivo son los jerseys, fue capaz de frenar las pérdidas. A partir de este año, Chrysler podría salir de los números rojos.
Paralelamente, Marchionne puso orden en sus negocios en Italia. Separó la marca de camiones Iveco y de maquinaria agrícola y de la construcción Case New Holland (CNH) del negocio automotor y las sacó a Bolsa de forma independiente como Fiat Industrial.
"Es al mismo tiempo el final y el comienzo de una nueva era", dijo al inicio de la semana en la Bolsa de Milán, cuando comenzaron a comercializarse las nuevas acciones. Ahora, la automotriz Fiat está lista para hacerse con un nuevo socio.
Marchionne consiguió sacar de los problemas al tradicional consorcio italiano. En todo el mundo sólo sobrevivirán seis consorcios automotrices a largo plazo, pronosticó hace dos años el manager, de 58 años. Para sobrevivir, dijo, se necesitaría una producción anual de hasta seis millones de automóviles, un objetivo que quiere alcanzar junto con Chrysler antes de 2014.
Sin embargo, Marchionne negó una fusión de las dos firmas y tiene en mente otra fórmula. El manager quiere que el pequeño Fiat 500 se venda en Estados Unidos a través de la red comercial de Chrysler y al mismo tiempo, que ésta venda la próxima generación de grandes limusinas 300 en Europa bajo la marca Lancia.
Problemas con los acuerdos salariales
El dueño mayoritario de Chrysler, el sindicato UAW, deja manos libres a Marchionne. El gerente está en camino de convertir a Fiat en un consorcio internacional, comentan también los medios italianos, que sin embargo tampoco evitan las críticas, pues el hombre que volvió a llevar a Fiat al mercado estadounidense ataca el sistema de acuerdos salariales en casa.
Para lograr un acuerdo colectivo para su fábrica de Turín-Mirafiori, Fiat, amenazó con abandonar la patronal Confindustria. El sindicato de izquierda CGIL rechazó un acuerdo sin la firma de Fiat, la principal automotriz del país, al considerarlo "escandaloso e inconstitucional".
Marchionne justificó su dureza hablando de un negocio automotor cada vez más internacional. Fiat tiene también fábricas en Polonia y Brasil. El sindicato amenaza ahora con una huelga general.
Según el acuerdo, Fiat está dispuesto a hacer una inversión de mil millones de euros para producir en Mirafiori un nuevo modelo de la marca de todoterrenos Chrysler Jeep.
Para ello, Marchionne exige contratos "más flexibles", turnos de trabajo más largos y pausas más cortas. Los críticos hablan de "esclavitud" moderna y los defensores de una "nueva era en el sector del automóvil". En un referéndum, la plantilla de Fiat debe decidir hasta finales de enero si aprueba o no el acuerdo.
Marchionne es considerado en Italia el salvador de Fiat. Con el acuerdo con Chrysler desató grandes esperanzas. Pero una primera alianza ítalo-estadounidense protagonizó sin embargo también una ruptura internacional: General Motors entró en Fiat, pero los socios se "divorciaron" en 2005.
dpa
Editor: Pablo Kummetz