Feminicidios en Alemania: un tema tabú que cuesta vidas
11 de noviembre de 2020Fue en febrero de 2019 cuando una doctora de 35 años fue apuñalada 18 veces por su expareja en Fráncfort. La mujer murió a los pocos minutos en la calle, frente a la puerta de su casa. Julia Schäfer era en ese momento fiscal y fue llamada a la escena del crimen.
Fue un caso trágicamente clásico, dice hoy. "Ambos habían tenido una relación. Él intentó durante un tiempo recuperarla, período en el que el futuro asesino cometió algunos actos de violencia. Ella lo denunció y hubo una orden de alejamiento. La tarde del crimen el atacante esperó a la mujer durante varias horas. Cuando ella le reiteró que la relación estaba terminada y que no habría vuelta atrás, el hombre sacó un cuchillo y la apuñaló”, relata Schäfer.
En Alemania todos los días un hombre intenta matar a su actual o antigua pareja, y cada tres días uno de esos intentos termina en un asesinato. Estos crímenes no ocurren de la noche a la mañana, dice Schäfer, que ahora es la jefa de la Oficina de Coordinación Contra la Violencia Doméstica en el Ministerio de Justicia del estado federado de Hesse. El asesinato "es a menudo el espantoso punto cúlmine de una larga historia. La violencia doméstica comienza con insultos, humillaciones y presión económica”, explica.
Los grupos de defensa de los derechos de las mujeres también se quejan por el tratamiento que da a estos crímenes la prensa alemana. A menudo los asesinatos son romantizados, escribiendo sobre "celos”, "dramas amorosos” o "tragedias familiares”. Vanessa Bell, de la organización "Terre des Femmes”, sostiene que estas descripciones de los hechos influyen en la forma en que la gente ve estos delitos. Así, el crimen se convierte en un asunto privado más que en un problema para la sociedad en su conjunto.
"En Alemania sigue siendo un tema tabú”, dice Bell. Las cifras ocultas son elevadas y las estadísticas solo muestran los casos denunciados y condenados. Un estudio realizado en toda la Unión Europea en 2014 mostraba que solo uno de cada tres casos de violencia doméstica es denunciado ante la Policía.
¿Asesinato u homicidio involuntario?
En el caso de Fráncfort, el atacante fue condenado a cadena perpetua por asesinato. Pero en muchos otros, los jueces son más indulgentes. A menudo los autores son condenados por homicidio, lo que conlleva condenas por hasta diez años. Los tribunales suelen tener en consideración todas las circunstancias, y tiende a suceder que los jueces toman la situación emocional del agresor como atenuante. De alguna manera, se da a entender que el atacante se daña a sí mismo al matar a la mujer que tanto dice amar.
Muchos jueces remiten en sus argumentaciones a una sentencia del 2008 del Tribunal Federal de Justicia, que en un caso de muerte tras una separación no consideró que hubiera agravantes como premeditación y alevosía, ambos requisitos para dictar la sentencia de asesinato. En lugar de ello, el tribunal encontró que "la separación fue iniciativa de la víctima y el acusado se privó a sí mismo de aquello que en realidad no deseaba perder”. El problema de esa formulación, dice Leonie Steinl, de la Asociación Alemana de Mujeres Abogadas, es que expresa "una forma de reproche a la víctima”.
Prejuicio contra las minorías
Steinl menciona otro problema: "Si un hombre mata a su actual o expareja porque ésta quiere dejarlo, o ya lo ha dejado, entonces eso debe considerarse asesinato, pues actúa motivado por un reclamo de propiedad y eso daña la dignidad humana”.
En principio, dice Steinl, este es el mismo principio de los llamados "crímenes de honor”, cuando niñas o mujeres son asesinadas por sus parientes por haber llevado "deshonra” a la familia. Los reclamos patriarcales de propiedad se aplican en ambos casos: en los "crímenes de honor" y en el asesinato de una pareja por celos. "Pero si revisamos la jurisprudencia, vemos que en Alemania los 'crímenes de honor' se clasifican en un contexto social diferente y se castigan con mayor severidad”, dice Steinl. Los feminicidios serían más reconocidos como un problema en Alemania si estuvieran vinculados con minorías étnicas o religiosas.
"Pero dos tercios de los agresores son ciudadanos alemanes”, revela Steinl. "La violencia contra las mujeres ocurre en todos los estratos sociales”, opina también Vanessa Bell. Y la abogada Julia Schäfer agrega: "La violencia doméstica no es un problema de nacionalidad, religión o de educación. Todos deberían ayudar en estos casos en vez de decir que se trata de un asunto familiar y ahí mejor no me meto”.
Posibilidad de mejoras
En 2018, Alemania firmó la Convención de Estambul, el primer tratado legalmente vinculante del mundo para combatir y prevenir la violencia doméstica. El acuerdo reconoce los feminicidios como un problema social estructural y se centra en la protección de las víctimas, proponiendo medidas que deben ser incorporadas al sistema legal alemán.
En los próximos años, un equipo de observadores examinará los avances. Los grupos defensores de derechos de las mujeres esperan que esto redunde en una mayor capacitación para jueces y policías, amplíe las asesorías psicológicas y legales para las víctimas, se desarrollen campañas a nivel nacional y aumente el número de refugios para mujeres víctimas de violencia. Cada año, 16.000 mujeres encuentran seguridad en casas para mujeres. El problema es que se necesitan el doble de refugios para cubrir las necesidades.
"Alemania quiere desempeñar un papel pionero en la lucha contra la violencia de género, pero lamentablemente se está quedando atrás”, dice Leonie Steinl. "Muchos en Alemania piensan que el feminicidio, si es que siquiera conocen el término, se refiere a cosas que pasan en México, donde las mujeres son secuestradas, violadas, asesinadas y mutiladas. Y mientras en todo el mundo la gente se manifiesta masivamente contra estos crímenes, en Alemania no ha habido grandes movilizaciones por el tema”, añade Steinl. (dz/ers)