FARC renuncia al secuestro extorsivo
27 de febrero de 2012
Dicho anuncio de las FARC, que también dice querer entablar conversaciones con el gobierno, fue hecho en un comunicado divulgado el domingo en el que además dijeron que liberarán a diez militares y policías que tienen secuestrados desde hace años.
El grupo armado, creado en 1964, había dicho en diciembre que liberaría a seis secuestrados y ahora sumó cuatro. De cumplir su palabra, se quedaría sin miembros de la fuerza pública en su poder, aunque algunos medios de prensa insisten en que seguiría secuestrado un uniformado.
Las FARC incrementaron los secuestros en el año 2000, en pleno proceso de paz con el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), cuando apuntaron como blanco de sus ataques a las personas con un patrimonio superior a un millón de dólares que se negasen a entregarles un diez por ciento de "impuesto" sobre ese monto.
El presidente Juan Manuel Santos valoró el anuncio de la liberación de los militares y dijo que dará todas las garantías para que el proceso de entrega se cumpla sin problemas como en ocasiones anteriores. Sin embargo, consideró que la renuncia al secuestro extorsivo no es suficiente, aunque calificó la postura como "un paso importante y necesario".
FARC: “derecho a secuestrar”
Las cifras de secuestros son inexactas en Colombia, aunque se estima que ese delito se incrementó desde 2000, cuando las FARC anunciaron la "ley" con la que se atribuyeron la facultad de secuestrar para cobrar rescates.
País Libre, una fundación que lucha contra el secuestro, considera que desde entonces las FARC han cometido unos 405 secuestros. No obstante, se desconoce cuántas personas han sido liberadas y cuántas siguen en cautiverio. Además, esa cifra corresponde a casos denunciados y se estima que los secuestros son más, pues muchas familias han preferido negociar con los guerrilleros sin avisar a las autoridades.
Por lo menos 1.700 personas secuestradas
El periodista y ex secuestrado de las FARC Herbin Hoyos dijo que las cifras que tiene por contactos con familiares de rehenes y organizaciones no gubernamentales indican que la "narcoguerrilla FARC" secuestraron en los últimos años a no menos de 1.700 personas.
Las palabras de Santos, en el sentido de que el anuncio de las FARC no es suficiente, apuntan a las exigencias hechas por el gobierno desde que empezó la actual administración, en agosto de 2010. Santos ha afirmado que tiene "la llave de la paz" en su bolsillo, pero que solamente abrirá la puerta al diálogo si las FARC cumplen condiciones como liberar a todos los secuestrados, cortar sus nexos con el narcotráfico y cesar sus ataques contra la población civil.
A las palabras les faltan los hechos
En opinión de Víctor Ricardo, que fue alto comisionado para la Paz en la administración Pastrana, el comunicado de la guerrilla "puede generar mucha desconfianza", por lo que el paso siguiente es exigir que se cumpla la promesa de liberar a las víctimas del secuestro y no volver a secuestrar.
Otro alto comisionado para la Paz en el gobierno de Pastrana, Camilo Gómez, expresó que a las FARC "siempre cuesta trabajo creerles porque muchas veces han incumplido lo que han dicho". Por su parte, la ex senadora izquierdista Piedad Córdoba piensa que la nueva postura de las FARC abre la posibilidad al diálogo y debe ser vista como "un antes y un después" en el conflicto armado interno. Ricardo y Gómez cumplieron un rol protagónico en el frustrado proceso de paz entre las FARC y el gobierno de Pastrana, que se rompió en febrero de 2002.
Las negociaciones se realizaron en una zona selvática de 43.000 kilómetros cuadrados de extensión de la cual el gobierno ordenó el retiro de la fuerza pública. Sin embargo, Pastrana canceló el diálogo tras denunciar que las FARC usaron esa región para esconder rehenes y traficar armas y drogas.
Ya antes había fracasado otro proceso de paz en el gobierno de Belisario Betancour (1982-1986), que llegó a una tregua y en el cual las FARC también se comprometieron a dejar atrás el secuestro, como recuerda el analista político Alejo Vargas.
Autor: José Ospina-Valencia /dpa
Editora: Emilia Rojas