FARC libera rehenes. ¿Por qué?
10 de febrero de 2011Marcos Baquero, el consejal de San José de Guaviare, está en libertad y se espera que en los próximos días las FARC liberen a otros cuatro rehenes en el marco de la mediación de la ex senadora Piedad Córdoba apoyada por el Gobierno brasileño y con logística de misión humanitaria de la Cruz Roja Internacional. Para esta liberación unilateral, el gobierno de Juan Manuel Santos accedió a suspender acciones militares en la zona a lo largo de 36 horas.
Córdoba -a quien la Procuraduría inhabilitó por 18 años acusándola de colaborar con la guerrilla- declaró a la prensa que estas liberaciones podrían ser el punto de partida de un diálogo entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC.
Sin embargo, aunque el gobierno colombiano valora positivamente estas liberaciones, para iniciar conversaciones se requiere “la renuncia al terrorismo, al secuestro, al narcotráfico y a la extorsión”, declaró el presidente colombiano. Así, aunque son muchos los analistas y medios que ven en cada liberación de un rehén una buena noticia, el escepticismo ante el grupo militar activo desde 1964 es grande y diversos analistas lo consideran más bien una estrategia para ganar protagonismo y limpiar su imagen ante la comunidad internacional y ante su propio pueblo.
No es una cosa nueva
“El intercambio unilateral no es una cosa nueva; desde el 2008 ha habido 14 rehenes políticos que han sido liberados de forma unilateral, con estos cinco serán 19”, dice en Bruselas a Deutsche Welle Patricia Vervauwhede, encargada para Colombia y Ecuador de la organización no gubernamental belga Broederlijk Delen.
Esta organización opera en el sur occidente del país y en la costera región de Sucre en apoyo a la sociedad civil en temas de derechos humanos “como también en el desarrollo de una vida digna en áreas rurales, las más golpeadas por el conflicto armado”, cuenta la cooperante que en 2010 planteó, desde Bélgica, una querella a los servicios secretos colombianos -bajo el gobierno del presidente Álvaro Uribe- por espionaje a su persona y a la organización para la que trabaja.
¿Un posible debilitamiento?
Aunque en 2010 la guerrilla advirtió que no haría más liberaciones unilaterales y que los prisioneros en su poder sólo recuperarían la libertad a través de un acuerdo humanitario que incluyera la excarcelación de cientos de rebeldes presos, hasta el domingo 13 de febrero podría haber concluido esta nueva operación.
Después de los golpes asestados bajo el gobierno del presidente Álvaro Uribe al grupo armado más antiguo de América Latina, se cree en su posible debilitamiento; por otro lado, la entrega unilateral de los rehenes, demostraría, así Vervauwhede, “que las FARC han entendido que el instrumento de tomar rehenes ya no les funciona y que tampoco es aceptado por la sociedad civil”.
No hay que olvidar, sin embargo, que “debido a los ocho años de política de `seguridad democrática´, las FARC han cambiado de táctica y se han fragmentado en frentes más pequeños. Ya no construyen campamentos grandes, sino que se dedican a acciones más volátiles. Eso los hace entremezclarse mucho más en la población civil”, cuenta Vervauwhede, en cuya opinión esto representa un nuevo reto.
Momento decisivo
El éxito internacional que significó la liberación de Ingrid Betancourt en 2008 fue el mayor espaldarazo para la política del ex presidente colombiano. “Uribe ha estado ocho años convenciendo a la sociedad civil en Colombia de que con las FARC no se puede hablar; la intervención militar y liberar a la fuerza, con sangre y fuego, era su opción. Que la `Operación Jaque´ fuera exitosa fortaleció el mensaje”, afirma Vervauhede.
Que para esta operación, la presidenta del Brasil, Dilma Roussef, ponga a disposición la infraestructura necesaria y el propio gobierno colombiano accediera a paralizar acciones militares en determinadas zonas, ¿se puede entender como una apertura al diálogo con el grupo catalogado de terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea? “Algo se mueve bajo la mesa”, se lee en el blog Hechosdehoy, que cita al arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar: “éste el momento decisivo”.
Como fuere, que Córdoba, a la cabeza del movimiento Colombianos y Colombianas por la Paz no haya sido restituida en sus funciones, pero que su movimiento haya merecido el apoyo del presidente Santos es, para la cooperante belga, una muestra de las tensiones que existen en el interior de un país que sigue desangrado por el conflicto armado producto de la guerrilla, el narcotráfico y el paramilitarismo.
Es decir, “por un lado uno ve, sin duda, los grandes resultados de ubicar a miembros del secretariado general de las FARC. Por otro lado, las cifras del 2010 dicen que hay unas 2500 bajas, entre muertos y heridos, de la fuerza pública. Una cifra enorme que demuestra que las FARC no están vencidas; las comunidades indígenas del norte del Cauca reportan todavía semanalmente incidentes con los diferentes actores armados, pueden ser tanto Ejército como guerrilla, como también las llamadas nuevas bandas criminales que son un reciclaje del paramilitarismo de antes. Para nada tenemos la impresión de que el conflicto esté por resolverse muy pronto”, afirma la cooperante, quien no ve en la política seguida anteriormente una vía de solución.
“¿Cuál es la otra opción?", subraya Vervauwhede: "Entrar en un diálogo político, por más difícil que sea, por más que las FARC hayan perdido mucho crédito. Pensamos que iniciativas de la sociedad civil como Colombianos y Colombianas por la Paz son muy importantes para abrir posibles puertas a un diálogo entre las FARC y el Gobierno”.
¿No hay solución a la vista?
En resumen, sí, la entrega unilateral podría entenderse como un debilitamiento de las FARC en el sentido de que, al parecer, han entendido el repudio fuerte que hay en la sociedad colombiana hacia el tema. “Por otro lado, tomando en cuenta la gran capacidad de la guerrilla para matar y herir a miembros de la fuerza pública, esto es relativo y no creo que sea una señal de que la derrota final esté cerca. Sería un engaño pensarlo”, resume Vervaudhe puntualizando: “Seguimos insistiendo en que hay que aprovechar esta oportunidad para abrir espacios de diálogo y pensamos que Europa podría asumir un rol mucho más activo en esto”.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas