Mujer contra mujer
11 de noviembre de 2010Cuando la ministra federal Familia, Tercera Edad, Mujer y Juventud, Kristina Schröder, vio publicada la entrevista que le hiciera el semanario alemán Der Spiegel el 6 de noviembre, no imaginaba que sus opiniones sobre el feminismo levantarían olas de indignación tan altas y provocarían críticas tan fuertes de parte de personalidades políticas como Manuela Schwesig, líder interina del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD); Claudia Roth, presidenta de Los Verdes, y Renate Künast, líder de la fracción parlamentaria de Los Verdes.
Schröder tampoco podía saber que sus declaraciones la llevarían a protagonizar una polémica con la periodista Alice Schwarzer, la más famosa de las feministas alemanas. Después de todo, esa no es la única entrevista en la que la ministra de la Mujer ha expresado su desacuerdo con las máximas del movimiento feminista de los setenta. De hecho, si Schwarzer no hubiera publicado una carta abierta dirigida a la ministra, es muy probable que los comentarios de Schröder sobre las tesis de Simone de Beauvoir y la propia Schwarzer hubieran terminado siendo ignorados por la opinión pública germana.
Y es que, aunque está a punto de cumplir un año en su cargo –Schröder forma parte del segundo Gabinete de la canciller Angela Merkel desde el 30 de noviembre de 2009 en representación de la Unión Cristianodemócrata (CDU)–, la ministra de 33 años ha tenido problemas para salir de la sombra de su predecesora, Ursula von der Leyen; pocos alemanes saben quién es y quienes la conocen la asocian únicamente con su medida más impopular: el recorte del dinero recibido por los padres de un recién nacido durante el primer año de vida de la criatura.
Schwarzer vs. Schröder
En la entrevista de Der Spiegel, Schröder desestimó argumentos hechos en el pasado por Schwarzer tildándolos de radicales. “Por ejemplo, cuando dice que el acto heterosexual muy pocas veces tiene lugar sin la subordinación de la mujer. A eso yo sólo puedo responder: lo siento, eso no es verdad”, dijo la ministra, agregando que es absurdo definir un acto que es fundamental para la perpetuación de la especie humana como un acto de sometimiento. Schwarzer se sintió mal interpretada y reaccionó de inmediato haciendo pública una carta dirigida a Schröder.
En ella, Schwarzer enfatizó que los textos citados por la ministra fueron publicados en 1975, dos años antes de su nacimiento, añadiendo que, ciertamente, las relaciones sociales entre hombres y mujeres han cambiado notablemente con el paso del tiempo. Pero lo que convirtió la misiva de Schwarzer en objeto de mayor cobertura mediática fue el tono usado para criticar el desempeño de Schröder como funcionaria del Estado: a su juicio, la ministra no ha mejorado la situación de la familia ni promovido la igualdad entre el hombre y la mujer en la sociedad.
Según Schwarzer, la ministra sólo ha dado que hablar cuando se casó y decidió cambiar su apellido de Köhler a Schröder, asumiendo el de su esposo. “No fue por su competencia o por su empatía hacia las mujeres que la canciller la nombró a usted ministra de la Mujer y de la Familia”, escribió la periodista, apelando a un tono cáustico que contrasta con el utilizado al referirse a Angela Merkel; la prominente feminista tiende a aludir a la canciller alemana con loas y alabanzas.
¿Vientos conservadores en Alemania?
Durante el Gobierno de George W. Bush, muchos alemanes contemplaban asombrados la fuerza con que el conservadurismo, atizado por el partido republicano y sus adeptos, se hacía sentir en Estados Unidos; no solamente en los corredores del Congreso en Washington, sino sobre todo en el área donde la esfera pública y la vida privada de los ciudadanos se solapan. Ahora, esos mismos alemanes temen que vientos conservadores empiecen a soplar con intensidad desde Berlín.
¿Es que acaso Alemania se ha vuelto más conservadora desde que el CDU y el Partido Liberaldemócrata (FDP) se estrenaron como coalición de Gobierno? Si se le pregunta a Los Verdes, cuya popularidad ha crecido notablemente en los últimos meses, ellos dirán que los alemanes están reaccionando en contra de los valores representados por los partidos que actualmente detentan el poder. Pero, si se le pregunta a Alice Schwarzer, lo más probable es que aluda a Kristina Schröder como encarnación del ideal conservador de la mujer moderna: instruida, bonita, elegante, casada y ajena a las consignas emancipadoras del feminismo.
Merkel nombró a Schröder como ministra federal de la Familia, Tercera Edad, Mujer y Juventud para tranquilizar a los sectores más tradicionalistas de la CDU, descontentos con la manera en que su propia representante, Ursula von der Leyen, había modernizado la noción de familia y roto con tabúes de larga tradición entre los cristianodemócrata.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editor: Pablo Kummetz