¿Fin de la vida privada?
27 de septiembre de 2011
La plataforma social Facebook dio que hablar en los últimos días por dos primicias. La primera fue que, durante la semana pasada, más de 500 millones de usuarios utilizaron la red al mismo tiempo por primera vez. La segunda, que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, presentó durante la conferencia de programadores f8 en San Francisco un sistema que, según él, “presenta un concepto totalmente innovador”.
Así como su rival en la red social, el gigante Google, también Facebook intenta ofrecerle todo al usuario en una sola plataforma. Los mensajes en Facebook ya son una alternativa al clásico correo electrónico. En Facebook se chatea, se acuerdan citas, se colocan fotografías y todo tipo de contenido.
Además, próximamente, se podrá escuchar música y ver películas en Facebook gracias a la cooperación con proveedores de video y audio. Un factor que ampliará, seguramente, el tiempo de permanencia del usuario en esa plataforma interactiva. Dado que no hay proveedor de contenido en Internet que quiera perderse al mercado de más de 800 millones de usuarios de Facebook, a la empresa de la ciudad californiana de Palo Alto no le faltan socios potenciales.
Facebook o el “libro de la vida”
El nuevo Facebook aparecerá con una gráfica renovada y más fácil de visibilizar. La innovación más importante es la transformación de los perfiles de usuarios en la llamada timeline, una línea temporal que reproducirá todo tipo de actividades en Facebook y en páginas enlazadas a Facebook en orden cronológico. Los usuarios podrán elaborar sus publicaciones del modo que deseen, por ejemplo, resaltando fotos o videos importantes o borrando comentarios inapropiados. El objetivo de Facebook es convertirse en una bitácora de las actividades diarias y las preferencias de los usuarios. Hasta se le pide al usuario que postee una foto de cuando era bebé.
Es de esperar que una gran cantidad de usuarios invierta mucho esfuerzo en cuidar su timeline, con lo cual se logra un importante objetivo empresario: dificultar que los usuarios cambien de red social, ya que una enorme cantidad de su tiempo y energía habría ido a parar a Facebook.
La segunda gran innovación se llama ticker, y ya está a disposición de todos en el área derecha de la página inicial. Allí, el usuario es informado en tiempo real acerca de las actividades de sus amigos: quién comenta un posteo y quién le adjudica un “me gusta”.
Y como si esto fuera poco, ahora un cambio verdaderamente revolucionario: el botón de “me gusta”, que fue introducido hace no más de un año, se automatizará. Es decir, que si un usuario visita, por ejemplo, una plataforma de música, encontrará allí un “módulo de extensión social” de Facebook que pregunta al usuario si quiere compartir con sus amigos la música que escucha. Si el usuario acepta, a partir de ese momento toda pieza musical que escuche en esa página será comunicada a sus amigos automáticamente en Facebook –y en tiempo real.
¿División de la población del ciberespacio?
Pero no sólo los amigos del usuario estarían informados al segundo sobre sus nuevas preferencias en música u otro tipo de contenido, sino que también Facebook contaría con esos datos. Los perfiles de sus usuarios se harían cada vez más precisos, y, con ellos, se fortalecería el logro del verdadero objetivo de esa empresa: la difusión de publicidad personalizada.
Frank Rieger, vocero del Chaos Computer Club de Alemania, dijo al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung que “la publicidad basada en informaciones provenientes de la corriente digital de datos logra una calidad que ningún otro consejero algorítmico es capaz de proporcionar”.
Según Rieger, el nuevo Facebook podría provocar una cesura de la “población online” en dos grupos opuestos. Por un lado, aquellos que gustan publicar lo que hacen día a día, los que piensan que no tienen nada que ocultar y confían en las promesas de un futuro mejor y completamente integrado a la red. Los representantes de ese grupo aplauden entusiastas cada innovación ofrecida por Facebook.
Por el otro, estarían quienes desconfían de la recolección de datos de Facebook y de la difusión cada vez más amplia de sus huellas vitales y, además, desean proteger su esfera privada. La percepción de este grupo es confirmada por los expertos en protección de datos. El encargo de protección de datos del Gobierno Alemán, Peter Schaar, ya advirtió que “una vez que se ingresa un dato personal, éste ya no puede ser controlado por el individuo. Ya se comprobó que las redes que poseen configuraciones que permiten la publicación automática de datos desembocan en una invasión de la esfera privada de las personas.”
Autor: Matthias von Hein/ Cristina Papaleo
Editor: Emilia Rojas