Vuelve la nueva F1
18 de marzo de 2014Ha vuelto la Fórmula 1. Muchos cambios y algunas caras nuevas traen aire fresco a una competición que en los últimos cuatro años se ha vuelto, cuanto menos, desilusionante. Cuatro campeonatos que sólo han tenido un nombre, Sebastian Vettel.
El piloto alemán tetracampeón del mundo es, a priori, el rival a batir. El tándem que ha formado en los últimos tiempos con su Red Bull han marcado un antes y un después en la F1 moderna. Además, contará con el aliciente de poder revalidar la gesta lograda por su malogrado ídolo Michael Schumacher, quien logró cinco títulos consecutivos entre los años 2000 y 2004. Eso sí. Parece que este año Vettel no lo va a tener tan fácil. Los cambios en la normativa introducidos por la FIA han provocado la mayor revolución en los últimos 25 años.
Un giro necesario teniendo en cuenta el descenso del tan necesario seguimiento televisivo: 50 millones de espectadores menos en 2013 que en 2012. Entre las causas de esta caída figura, por ejemplo, el hecho de que Vettel se proclamase campeón del mundo tres carreras antes del final del mundial. Por este motivo, la FIA ha cambiado hasta el modelo de puntuación. Si bien los diez primeros clasificados puntúan lo mismo (25-18-15-12-10-8-6-4-2-1) que en 2013, la polémica ataña al hecho de que la última carrera puntúe doble, en un intento desesperado por recuperar la emoción al final de campeonato.
F1 o evento ecologista
Si bien la belleza es algo subjetivo, es innegable que los diseños de los coches de Fórmula 1 son cada vez menos “reales”. En un tiempo en el que la aerodinámica tiene más peso que la estética es difícil encontrar algún modelo que rompa con el resto. La culpa es de los cambios de la normativa que, año tras año, limitan más la capacidad de evolución de los monoplazas. Genios como Adrian Newey, director técnico de Red Bull Racing y “culpable” de los cuatro campeonatos logrados de forma consecutiva por Vettel, tienen que ser capaces de adaptarse a los nuevos reglamentos desarrollando nuevas tecnologías que, rara vez, son aplicables en la industria del motor generalista.
Los monstruosos motores V6 de 1.200 caballos desarrollados en la década de los ochenta han pasado a la historia. En un intento de adaptarse al ecologismo imperante en la sociedad actual, la FIA ha introducido un nuevo reglamento que tiene, como principal objetivo, abaratar costes y reducir el consumo de los monoplazas, algo absurdo teniendo en cuenta lo que cuesta transportar el “circo” de la F1 por todo el planeta.
Así, los anteriores motores V8 2.4 han dado paso a los a priori más eficientes V6 1.6 Turbo, mucho más silenciosos, lo que lleva provocando polémica entre los más puristas en los últimos meses. Este descenso de decibelios también está provocado por la reducción de potencia que han sufrido los motores, los cuales pasan de 750 a 600 caballos. Las cajas de cambios, por su parte, añaden una velocidad y ya van por ocho.
Tecnología aplicable al mundo real
Pero no todo podía ser negativo esta temporada. A pesar de que hace años que la FIA vende la F1 como el banco de pruebas de la industria del automóvil, es rara la vez en la que un comprador atisba características propias de la competición en su utilitario recién adquirido. Pues bien, parece que este año, con la introducción del Sistema de Recuperación de Energía (ERS, por sus siglas en inglés) sí que será posible ver una aplicación directa en los coches de producción en serie.
Consistente en la combinación de dos sistemas de recuperación de energía, el ERS es capaz de aumentar la potencia del coche en 160 caballos durante 33 segundos por vuelta. La clave, su capacidad de gestionar tanto el combustible como la sobrepresión del turbo para, posteriormente, almacenar la potencia resultante en las baterías y usarla a la hora de adelantar.
Otro aspecto importante este año será la fiabilidad. Además de que los motores deberán soportar, al menos, 4.000 kilómetros cada uno, lo que supone casi el doble que la temporada pasada, cada piloto sólo contará con cinco, en vez de con los ocho de 2013. “Esta vez todo girará alrededor de la fiabilidad, y por eso creo que el año que viene (2014) será distinto a los dos últimos”, aseguraba Niki Lauda, excampeón del mundo y actual directivo de Mercedes antes de iniciarse la temporada.
Y tanto que va a ser distinto.
Sangre fresca
La primera carrera de la temporada, disputada el pasado domingo en el circuito australiano de Albert Park, en Melbourne, dejó las primeras sorpresas y supuso un toque de atención a los tradicionales peces gordos del campeonato. El piloto de Mercedes, Nico Rosberg, se hizo con la victoria gracias a su buen pilotaje y a la fiabilidad de su monoplaza. Todo lo contrario que su compañero de equipo Lewis Hamilton, el cual tuvo que abandonar a las primeras de cambio.
El podio lo completaron el piloto de Red Bull, Daniel Ricciardo, -quien a la postre sería descalificado por exceso de flujo de combustible en su monoplaza- y el debutante Kevin Magnussen (McLaren), hijo del también expiloto de F1 Jan Magnussen. Además de arrebatarle a Hamilton el honor de ser el mejor debutante de la historia, Magnussen devolvió a McLaren al podio tras un 2013 aciago, en el que los británicos no fueron capaces de subirse al cajón ni una sola vez.
Buena carrera para el también debutante Daniil Kvyat, ganador en 2013 de la GP3, antesala de la F1. Con su noveno puesto le arrebató a Vettel el récord de precocidad a la hora de puntuar por parte de un debutante. Lo hizo con sólo 19 años y 324 días.
Tiempos difíciles para una parrilla llena de campeones del mundo. El mejor de ellos, el británico Jenson Button (3º), campeón en 2009, seguido por Fernando Alonso (4º), 2005 y 2006, y su compañero de equipo Kimi Räikkönen (7º), ganador en 2007. Los otros dos campeones de la parrilla, Lewis Hamilton (2008) y Sebastian Vettel (2010-2013), tuvieron que abandonar.
La temporada es larga y acaba de empezar, por lo que hay que ser cautos a la hora de analizar lo sucedido en Australia. Eso sí, parece que, a primera vista, algo está cambiando en la Fórmula 1. Veremos si los todopoderosos Red Bull y su campeón Sebastian Vettel son capaces de poner las cosas en su sitio.