Evo Morales inicia periplo por Europa
3 de enero de 2006
Fue en la capital venezolana, en donde el electo presidente de Bolivia, Evo Morales inició una gira que lo llevará después a España, Bélgica, Francia y posteriormente a China, Sudáfrica y Brasil. Morales inicia su periplo europeo en Madrid en donde se reunirá con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero para conversar sobre el delicado tema de la explotación de los recursos naturales, más concretamente las reservas de gas bolivianas. La invitación a Madrid se produjo después de que el presidente español llamara a Morales para disculparse por la broma que le jugó la emisora COPE de la Conferencia Episcopal Española que imitando la voz de Rodríguez Zapatero, se hizo pasar por él. Se prevé que la estancia de Morales en Madrid no se prolongará más allá de 48 horas.
El izquierdista Morales, el primer indígena elegido presidente de Bolivia con 54% de los votos en los comicios del pasado 18 de diciembre, continuará su gira en París y Bruselas. El sábado Morales se reunirá con el presidente francés Jacques Chirac y la próxima semana visitará en la capital belga las sedes de las principales instituciones europeas.
Posteriormente saludará al ex presidente Nelson Mandela en Sudáfrica y al presidente Lula da Silva en Brasil, antes de su toma de posesión prevista el próximo 22 de enero. Morales estará de regreso en Bolivia el 14 de enero para dar los últimos toques a su futuro gabinete.
Chávez y Morales
El viaje a Venezuela no estaba incluido en el programa previsto de la gira, pero fue añadido a petición del presidente venezolano, Hugo Chávez, según precisaron fuentes bolivianas. Se espera que Morales y Chavez firmen varios acuerdos que estrecharán las relaciones entre ambos países. Venezuela calificó de estratégicos los convenios a firmarse.
Morales anunció previamente a su salida que reduciría en un 50% su salario, el de sus ministros y el de los parlamentarios como parte de la política de austeridad que anunció que aplicará durante su gestión. La llegada de Morales a la presidencia de Bolivia, una nación cuyo componente indígena es mayoritario, no ha provocado optimismo, pues es visto más bien como un líder populista en la línea de Chávez y Castro. El futuro presidente prometió durante su campaña que nacionalizaría las reservas de gas de Bolivia, una decisión que acabaría por detener la inversión extranjera y provocaría enfrentamientos con las compañías europeas y brasileñas que extraen el carburante.
Morales aviva temores
También produce una interrogante su anunciada intención de combatir el tráfico de cocaína y legalizar el cultivo de la planta de coca, lo que de entrada supone una suspensión de la ayuda al desarrollo por parte de fuentes multilaterales. Adicionalmente preocupa a analistas que Morales vuelva a una política proteccionista y estatal que provocó en décadas pasadas hiperinflación y miseria económica. Imitando a Chávez, Morales prometió una asamblea constituyente para revisar la constitución nacional el año próximo. Críticos de Chávez lo acusan de utilizar ese tipo de maniobras para reducir los derechos democráticos en su país. Cualquiera que sean las verdaderas intenciones de Morales, tendrá que enfrentar a recién electos gobernadores en las ricas provincias del este, que se oponen a su política y preferirían antes una escisión que seguir su línea de gobierno.
Antes de emprender su viaje, Morales se reunió con el embajador de Estados Unidos, David Greenlee, un encuentro protocolar, según la prensa boliviana. Durante su campaña, Morales se llamó a sí mismo la pesadilla de Washington. Se opone a casi todas las propuestas de la Administración Bush en América Latina, desde el combate de la producción de coca hasta la privatización de recursos naturales y del comercio.
Con Morales en la presidencia de Bolivia la balanza se inclina definitivamente hacia la izquierda en América Latina, en donde casi 300 millones de habitantes tienen gobiernos de izquierda. Mientras que algunos gobiernos, como el de Chile y de Brasil, se esfuerzan por mantener una relación funcional con Washington, Morales ha mostrado tener la intención de seguir los pasos de Chávez. Algunos observadores señalan que no es de sorprender pues después de dos décadas de políticas comerciales y económicas dictadas por su poderoso vecino del norte han dejado a millones de pobres en las ciudades y el campo.
En todo caso, la llegada de Morales podría convertir a Bolivia en un país atractivo para narcotraficantes, y en el caso más extremo provocar una colombianización, como se ve ya en algunas regiones de Perú, en donde algunos grupos armados defienden territorios y su participación en el lucrativo negocio de contrabando de drogas.