Evo Morales: el presidente que quiere ser camarero
11 de octubre de 2014
Su sueño se ha hecho realidad. Sobre las pálidas casas de La Paz circula desde hace poco un teleférico que une las partes bajas de la ciudad sede del Ejecutivo boliviano con El Alto, una localidad fundada por indígenas en las afueras. Hasta hace poco, La Paz y El Alto eran dos mundos distintos. En la primera vivían y gobernaban los descendientes de los conquistadores españoles. En la segunda, arriba en los Andes, vivían grupos indígenas en la extrema pobreza.
Ocho años después de la llegada de Evo Morales al poder, las distancias entre ambos mundos se han reducido a quince minutos: el nuevo teleférico las une en cuestión de poco tiempo. “Evo”, como se conoce al primer mandatario indígena de la historia boliviana, es el artífice de este logro. Desde que comenzó su mandato, el 22 de enero de 2006, en los edificios coloniales de La Paz no se habla solo español, sino también aymara, la lengua de los nativos.
Anticolonial y pujante
Cuando Juan Evo Morales festeje sus 55 años, el próximo 26 de octubre, casi con seguridad su mayor sueño también será realidad: un tercer período como presidente de Bolivia. Todas las encuestas muestran con claridad que será elegido con la mayoría absoluta en las votaciones de este 12 de octubre. Morales encarna la nueva cara de Bolivia: seguro, pujante y anticolonial. Como seguidor del cubano Fidel Castro, ha mostrado cercanía con la gente y poder, al tiempo que ejerce críticas al capitalismo y visión económica en partes iguales.
Pero Evo Morales no quiere “solo” volver a ser el jefe de Estado de Bolivia, sino que también espera que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), obtenga dos tercios de los asientos en el Parlamento. De esta forma sería posible realizar una enmienda constitucional que permita a Morales volver a presentarse a la reelección.
¿Evo para siempre? Parece que Morales quiere derrotar todos los prejuicios contra los que ha luchado: que los indígenas son olvidados por el gobierno, que los líderes se preocupan de sus propios intereses y no de los de todo el país y que los socialistas sueñan con un mundo mejor, pero suelen echar abajo las economías. Morales ya ha demostrado lo contrario: en los últimos diez años la economía del país ha crecido a un promedio anual del 4,8 por ciento, e incluso en 2013 el crecimiento fue de un 6,8 por ciento. La extrema pobreza pasó de un 37 por ciento a un 18,7 por ciento. Un desempeño que hizo que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional aplaudiera a La Paz.
Lecciones desde La Paz
Pero Morales no está contento. Si el FMI y el Banco Mundial alaban su política económica, para él significa que “estamos haciendo algo mal”, como dijo hace poco en una entrevista con el periódico español El País. “O que ellos están aprendiendo a hacer una política económica”. Y luego adoba sus éxitos con algo de anticolonialismo. “Antes se importaban políticas económicas de Europa. Ahora se exportan nuestras políticas a África y otros continentes”.
Al modelo económico de Morales pertenece también la estatización de los sectores petroleros y del gas en Bolivia. Desde la renegociación con las empresas petroleras extranjeras, en 2006, ya no fluyen a las arcas del Estado el 20 por ciento de los ingresos, sino el 80 por ciento. Con ese dinero, el gobierno financia programas sociales, inversiones públicas en Educación, Salud y Transporte, pero también la expansión del aparato estatal. En la administración pública, el número de funcionarios se ha incrementado, según versiones de prensa, de 60.00 a 320.000 personas entre 2006 y 2014.
Carrera como camarero
Luego de ocho años de gobierno, Evo Morales ha llegado a la cima de su poder. ¿Se retirará como el presidente que más tiempo estuvo al frente de su país en la historia? En su estilo pragmático, Evo ya se ha puesto en todos los escenarios, lejos de lo que podrían pensar sus compatriotas para el futuro del jefe de Estado.
Morales no quiere volver a trabajar como sindicalista de los productores de coca ni tampoco iniciar una carrera como el futbolista más longevo del planeta en los Sport Boys Warnes de la liga profesional boliviana. Según reportes de prensa, Morales planea, junto con algunos amigos con experiencia en el tema, fundar un restaurante de carnes a la parrilla. “Yo me encargaré de servir la comida y ofrecer cerveza“, anunció.